Sol de Villena
“Gloria a ti, sol de Villena / faro ardiente que iluminas, / con tu dulce faz morena, / los caminos del Señor”
Porque no entendemos la devoción como sumisión sino como confianza es por lo que la inquietud espiritual que sentimos y necesitamos, ese continuo querer creer, esa pelea interna entre dudas y certidumbres en nuestra vida, antes que atosigarnos nos enriquece.
Por esto especialmente no renegamos de y profesamos con ternura ciertas querencias legadas por nuestros antepasados. Querencias que viniendo de donde nos vienen nos emocionan, resultando fundamento de nuestras tradiciones.
Es lo que algunos denominan religiosidad popular. Religiosidad. Espiritualidad tantas veces plasmada en música y voces. Música y voces que escuchándolas nos traen gratos recuerdos de los más nuestros: Gloria a ti, sol de Villena / faro ardiente que iluminas, / con tu dulce faz morena, / los caminos del Señor.
Así canta ese bello himno a la Virgen de las Virtudes del sacerdote Francisco Hernández que tantas veces hemos escuchado y que estimamos por su sencillez. Por su sencillez y por todo lo prójimo que nos trae: ¡Virgen santa, pura y bella, / huerto en flor de las Virtudes! / sé por siempre clara estrella / de consuelo, paz y amor. Sé por siempre.