No cabe duda de que puedo escribir a menudo de eso que algunos hemos venido a llamar biocómic porque es habitual que se publiquen novelas gráficas de este género; pero lo que no es tan usual es que se trate de biografías colectivas. Y este es precisamente el caso de La Ciudad de Cristal, puesto que se trata de un cómic dedicado a glosar la vida (tanto la física como la imaginaria) de las hermanas Brontë.
Esta no es la única particularidad de esta espléndida creación de Isabel Greenberg, que nada tiene que ver, aclarémoslo ya, con la trilogía homónima de novelas cortas de Paul Auster. Y es que lejos de manufacturar un relato biográfico al uso, esta joven autora británica que ya no es sino una promesa confirmada sigue demostrando -como ya hiciese en La Enciclopedia de la Tierra Temprana y Las cien noches de Hero- que es una creadora de vigorosas y sugerentes mitologías propias en la línea de los más conocidos Alan Moore y Neil Gaiman... incluso en una ocasión como esta, en la que trabaja a partir de un material ajeno como son las historias de corte fantástico orientadas a un lector infantil que escribieron en su juventud las autoras de Jane Eyre, Cumbres borrascosas y Agnes Grey.
De esta forma, con un estilo visual desbordante e imaginativo, y mucho más colorido que el de sus anteriores (y también muy recomendables) obras, en La Ciudad de Cristal Isabel Greenberg da vida a los distintos mundos y personajes creados por los jóvenes Brontë (no se olvida de Branwell, el menos ilustre hermano de Charlotte, Emily y Anne); y para ello fusiona realidad y ficción en una amalgama narrativa que puede recordar a Criaturas celestiales, todavía hoy la mejor película de Peter Jackson. El resultado es un álbum espléndido y de una gran belleza, a la sazón exquisitamente editado aquí por Impedimenta, y que no puede faltar en la biblioteca de ningún aficionado al cómic que se enorgullezca de serlo.
También es una suerte de biografía coral, como no podía ser de otra forma, el cómic dedicado a Led Zeppelin que forma parte de la colección “La novela gráfica del rock”, línea en la que ya han visto la luz otros títulos dedicados a figuras de la música popular como Bob Marley, Kurt Cobain, los Ramones, los Sex Pistols o Metallica. No obstante, en este relato la voz cantante la lleva paradójicamente el guitarrista Jimmy Page -a decir de los entendidos el alma de la mítica banda inglesa tanto o más que el vocalista Robert Plant-, que es quien nos cuenta aquí en primera persona una historia que arranca con el prematuro fallecimiento de John Bonham, batería del grupo, para volver la vista atrás hasta los momentos previos a la génesis de la banda.
De esta forma, el publicista y periodista cultural Borja Figuerola -que debuta aquí como guionista de historietas- y el dibujante Carlos Córdoba articulan un relato más o menos cronológico desde el origen de la banda surgida de las cenizas de The Yardbirds a finales de los sesenta hasta su disolución en 1980, pasando por sus primeros éxitos y sus explosivos conciertos; y sin eludir temas espinosos como el consumo de drogas y las infidelidades sentimentales por parte de los miembros de la banda durante las giras, sus desencuentros con los críticos de la revista Rolling Stone, su rivalidad (amistosa) con los Beatles o los Stones por encabezar la lista de los singles más vendidos o el interés confeso de Page por el ocultismo y la magia negra. El resultado es una narración concisa pero precisa, donde no falta ningún episodio fundamental, y que cobra forma en páginas dibujadas en un diáfano blanco y negro donde se retratan fidedignamente los rasgos físicos tanto de los protagonistas como de algunos ilustres secundarios (caso de Eric Clapton o los miembros de The Who, por citar solo algunos). Estamos, pues, ante un capítulo fundamental de la historia del rock, y que se lee con sumo agrado independientemente de que uno sea fan o no de los creadores de clásicos incontestables como “Dazed and Confused”, “Whole Lotta Love” o ese himno eterno titulado “Stairway to Heaven”.
Ya en el terreno de la biografía individual destaca un autor como el francés Maximilien Le Roy, de quien recientemente se ha editado en nuestro país un espléndido álbum dedicado a la figura de Friedrich Nietzsche. Estamos ante una obra que recorre con detalle toda la vida terrenal del pensador alemán a partir de un guion cinematográfico del también filósofo, y también francés, además de nietzscheano confeso, Michel Onfray; y en cuyas páginas se retratan las contradicciones y los claroscuros de quien escribiese obras fundamentales del pensamiento contemporáneo como El nacimiento de la tragedia, Así habló Zaratrustra o Más allá del bien y el mal.
Tal y como sugerí antes, Maximilien Le Roy ya es un autor más que curtido en esto de dibujar, y en ocasiones también escribir, cómics de contenido biográfico: así lo pudimos comprobar en sendos títulos dedicados a Henry David Thoreau y Jack London. Ahora, en el álbum que ha titulado Nietzsche. Crea tu libertad, Le Roy -y es lógico suponer que el ateo y hedonista Onfray antes que él- reivindica la figura de su personaje central apartándolo de la lectura antisemita de su legado, y responsabiliza en buena medida a su hermana de una supuesta malinterpretación de su obra. Todo ello sin eludir el delicado tema de su salud mental, centrado en la severa demencia que padeció el discípulo más aventajado de Schopenhauer durante buena parte de su vida, para terminar de armar una atractiva obra de colores cálidos y plagada de citas literales que resultará de gran interés incluso para los profanos en la materia.
Bastante menos conocida que Nietzsche, y por tanto más necesitada de una reivindicación urgente, es la diseñadora y arquitecta Eileen Gray. Nacida en el seno de una familia de alta cuna de la Irlanda de finales del siglo XIX, Gray se trasladó posteriormente a Francia y vivió con intensidad el París de los locos años veinte, el de la bohemia y la rive gauche. De orientación bisexual, alternó con figuras clave de la escena lésbica de aquel entonces como Gertrude Stein, Djuna Barnes o Natalie Barney, y se consolidó como una diseñadora de interiores y artista del lacado antes de formarse como arquitecta. No obstante, pese a su excelencia artística fuera de toda duda, siempre estuvo a la sombra de sus colegas masculinos, y se ha visto sistemáticamente ninguneada en la historia de la arquitectura y el diseño de interiores.
Con el objetivo de hacerle justicia, la arquitecta de profesión Charlotte Malterre-Barthes escribió el libreto de Eileen Gray. Una casa bajo el sol, novela gráfica que refleja a la perfección las dos facetas de esta artista del diseño industrial de la primera mitad del siglo pasado: la sentimental, más privada, a partir de sus diferentes relaciones de pareja con la cantante Damia o muy especialmente con el escritor y también arquitecto rumano Jean Badovici; y la profesional, de alcance público, y que dio como resultado la creación de la conocida como E-1027, el complejo arquitectónico ubicado en el sur de Francia y construido para el citado Badovici (y al que alude el subtítulo del álbum). Una casa que fue mancillada nada menos que por un colega tan ilustre como Le Corbusier, pero que paradójicamente fue su involuntario salvador dado que el posterior interés por preservar los murales pintados por este llevaron consigo la conservación del edificio. Todo ello queda materializado por la ilustradora polaca Zosia Dzierzawska en las páginas de un cómic cuyo apartado gráfico alcanza un lirismo y una emoción de altos vuelos.
En resumidas cuentas: estamos antes cuatro novelas gráficas de género biográfico altamente recomendables, e ideales para leer y regalar en estas navidades. Aunque de lecturas y regalos volveré a hablarles en un par de semanas de cara a estas fiestas inminentes que serán o deberían ser, esta vez más que nunca, unas fechas proclives al recogimiento.
La Ciudad de Cristal, Led Zeppelin, Nietzsche. Crea tu libertad y Eileen Gray. Una casa bajo el sol están editados por Impedimenta, Ma Non Troppo (Redbook), Oberon y Aloha! respectivamente.