Cultura

Status No Festero

No vayan a pensar que vengo a escribir esto ahora, una vez finalizadas las Fiestas de Moros Y Cristianos (en adelante las Fiestas), por falta de ganas, ideas o valor para hacerlo antes de. Yo creo que ya quedan lejos los tiempos y la inconsciencia de andar dango gofetás a quien dijera que habría lluvia el día cinco. Las personas hemos evolucionado –no sé si gracias a los colegios, la televisión, la Internet o las temperaturas– y las Fiestas también: dentro de unas medidas que ha permitido la intromisión de la lógica dentro del primitivismo acérrimo del “esto toda la vida se ha hecho así”. En cualquier caso no voy a extenderme en una temática que ya cuenta con miles de doctores/as y unos pocos eruditos.
En realidad venía aquí a pronunciar mi Status No Festero que no es ni “el de la Comparsa más grande” (Mirones/as) ni el de vereveré (veré, veré, pero no saldré). Y he cambiado el verbo “pronunciar” por “defender” porque no creo que sea necesario defender mi forma de ser y entender lo referido a las Fiestas ni al Mundo. Aunque como ven, queridas personas, sí parece que considero necesario pronunciarme. Porque no se requiere para el empadronamiento en Villena un compromiso para sentir, comprender, apoyar o participar en las Fiestas. Ni por ley se rebaja el nivel de ciudadanía villenera a quienes no queremos saber nada de ellas. Que no nos gustan, muchas veces sí; que nos molestan, en muchas ocasiones; que no entendemos la devoción a la Patrona, que no participamos del fervor popular, que desconocemos los actos de cada día, de su horario, de su sentido, que no queremos/podemos/sabemos sentirnos más de Villena a través de las Fiestas… Probablemente.

Y de igual modo probablemente muchas de las personas que nos sentimos así carezcamos de sentimiento religioso. Muchas, no todas. Y aún así, nos pese o no, las Fiestas se plantean como la culminación del espíritu villenero, como el momento de encuentro, el nudo común. Las calles, los balcones y ventanas, los escaparates, los anuncios en prensa, radio y televisión, se visten de Fiestas. Y esas personas que desde nuestro Status No Festero hemos manifestado de una u otra forma, tan respetuosa como reivindicativa, nuestras ideas, somos absorbidas por el tsunami de luz y color, del volumen de arcabuces y bandas de música, las bombillas en la ventana del vecino apuntando a las tuyas como faros de coche, de la democrática voluntad popular.

Desde mi Status de No Festero espero que hayáis disfrutado de las pasadas Fiestas, y deseo que no penséis en mí como un Antivillenero, más bien prefiero que me veáis como una persona que desafortunadamente no puede compartir con ustedes ese “del cuatro al nueve” donde se supone que debemos hacer patria.

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