Cultura

Subida de tensión

Con absoluta contundencia. Así mostraron las bandas locales su estado de salud. Sobre las ondulantes tablas del viejo escenario donde han posado sus pies tantos grandes nombres como jamás acogieron ni acogerán las piedras de la próxima Plaza de los Toros.
Así exhibieron talento y creatividad los grupos en cartel. Desde abajo se vio el valor, la confianza y la actitud necesarias para subir a un escenario, para presentar en público el trabajo propio. Ejercicios con resultados más o menos destacados. Pero trabajos avalados por el trabajo continuado durante muchas horas, durante días más o menos grises. Trabajos avalados por el exigente consenso entre el personal de cada grupo (contando incluso la opinión de su círculo). Nada que envidiar, si piensan que quiero ir por ahí, a los elogiados trabajos escénicos del Centro Juvenil, dicho así y puestos a no entrar en matizaciones.

Universo Inverso ofreció un recital perfectamente coordinado, que es lo oportuno en cualquier formación que apueste por el hip-hop. Frasearon con energía y buen ritmo superando el handicap de un público heterogéneo, en gran parte desconocedor de sus temas e incluso de su estilo. Noun impuso su veteranía, que se puede llamar así dentro del contexto, en una línea menos dinámica (o agresiva) de la que mostró en su puesta en escena el pasado verano en el Pabellón, pero con un mayor cuidado en sus sonidos. Los temas de Mente Devil cerraron el concierto haciendo erizar las canas del público más viejuno. Sobrevivieron al percance de “la cuerda rota” y apostaron con energía por su estilo death metal para gusto de sus seguidores/as.

Un concierto con grupos y público que hizo recordar aquellos míticos Pop-Rock, que es lo de menos porque lo importante es que hizo soñar con un futuro posible. Porque si no nos engañamos y mantenemos la mirada limpia de nostalgias y recelos, si concedemos el valor del esfuerzo individual y colectivo de estos (y otros que hay) grupos, el interés, las horas, la dedicación, entonces no nos quedará otra que admitir que tras más de una década de desierto –con sus magníficos oasis pero desierto arenoso y seco por defecto– el panorama musical vuelve a brotar verde y furioso, como siempre debió haber sido, como nunca dejó de ser pese a las apariencias. Villena está viva y no es gracias a lo que Villena da, lo que ofrece, lo que permite, lo que valora.

Puede que hiciera falta la excusa del Foro Joven para que entrara en muchas cabezas la certeza de que existe un mundo que se mueve más allá de las inoportunas tribulaciones políticas: las que pretenden que la mirada de villeneras y villeneros atiendan en exclusiva esas novelescas escenas que como en toda mala comedia terminan en nada.

Ojalá que la excusa del Foro Joven hubiera servido para alejar al paternalismo político de propuestas como la Zona Zero, el Centro Comercial, la Plaza de los Toros, etc., como soluciones al tiempo de ocio juvenil. Ojalá hubiera servido para igualar el esfuerzo que las instituciones realizan para prevenir, proteger, salvar a la juventud, con el necesario para acoger, apoyar, impulsar las iniciativas juveniles. Igualar los programas sobre sexo, alcohol y drogas con los programas sobre espacios, necesidades y actividades juveniles.

¿Sería necesario recordar, enumerar las iniciativas musicales que desde la transición se han sucedido en Villena? ¿Nombrar a voz de pronto algunos de los grupos que existieron/existen: Brasa, Fauces de Satán, Ingresó Cadáver, Abba Zabba, Frecuencia Stress, Maniática, Castigo, Manteca Colorá, Raúl y Tompson, Reino de las Avispas, Al final de la Escalera, Papácigos, Fuckop Family, Modernos Prometeos…? Da igual. Sabemos que da igual.

Ayer fue el Pop-Rock, el Rock de Aquí o cualquier otra historia. Ninguna en el fondo se preocupó del alquiler de las salas de ensayo de los grupos musicales ni del precio de sus instrumentos, de su mantenimiento (cuerdas, parches…), ni de los costes de un estudio de grabación (salvando la generosidad del Musicanet, que permitía grabar en un estudio un tema a cada uno de los grupos seleccionados). Pero como si supieran (o temieran) que la sangre viva no es capaz de estar quieta, han tenido que consentir decenas de salas de ensayo levantadas con hueveras y horas de trabajo. Han tenido que convivir con espacios como El Garito, Kolore o el actual Vil-Art.

Es tan curiosa la negligencia, la despreocupación y la ignorancia que desde el órgano de reparto de recursos y presupuestos –nuestro Ayuntamiento en distancias cortas– se muestra hacia las iniciativas populares, más todavía si parten desde la población joven, que no sólo se recorta un año tras otro el presupuesto destinado a la Concejalía de Juventud, sino que se la relega al trabajo con la infancia, sino que se le castra la posibilidad de intervenir de forma clara y expresa en el ámbito juvenil, rechazando así una labor para la que está destinada tal Concejalía, renegando así de unas capacidades con que cuenta el equipo técnico de Juventud a favor, diré con mala intención, de la que después tendrá que realizar el equipo de Bienestar Social.

La opción política que Villena ha elegido pasa por esconder a la juventud en locales masificados para lograr reunir el coste del alquiler. Sin más alternativa que la de un par de excursiones a Madrid para asistir a un musical. Sin el menor interés por consultar al equipo técnico sobre el escenario actual de esta juventud. Y lo que es peor: sin dotar a este equipo técnico de presupuesto o recursos para realizar el trabajo para lo que se le requiere.

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