Tanto da
Hemos sustituido las tarjetas de Navidad por memes, emoticonos y otras especies del mundo enredado en el que vivimos
Hace años para felicitar la Navidad compartimos con un amigo esta cita: Tanto da que bogue o no bogue, que aunque la ruta de mi vida me lleve a una estrella, no por eso he sido dispensado de recorrer los caminos del mundo.
Esto cuando por Navidad escribíamos tarjetas para felicitar a familiares y amigos, bonita costumbre que prácticamente hemos perdido al sustituirla por memes, emoticonos y otras especies del mundo enredado en el que vivimos. Una lástima. Otra.
La cita es propósito manifiesto en uno de nuestros libros preferidos de José Saramago, La balsa de piedra –canto de iberismo–. La cita es disposición que nos gusta porque al margen de que tengamos claras y ambiciosas nuestras metas cabe siempre la dispersión, el entretenerse y enguazarse por otros derroteros; por los derroteros variados del mundo por donde son posibles las sorpresas. Las sorpresas y el riesgo, también, de estrellarnos. Tanto da.
Cierto y verdad pero, como no quiero perder la sana costumbre de la escritura, yo mando cada añov(a primeros de diciembre) no menos de setenta Felicitaciones de mi puño y letra.
Las compro y colaboro con distintas entidades: Cruz Roja, Médicos sin Fronteras, Unicef, etc.
Y pienso seguir haciéndolo por muchos años.