Tarde y mal
Abandonad toda esperanza, salmo 388º
Hoy les hablaré de tres películas que han llegado a los cines tarde y mal. Algunas tan tarde como para que la mayor parte de su público potencial ya las haya visto de una manera u otra con muchos meses de antelación. Es el caso de Pacto de silencio, dirigida y también protagonizada por Robert Redford, aunque cabe la duda razonable de si la estrella, que en tres años cumplirá los ochenta, está para los trotes de encarnar a un ecoterrorista de la década de los setenta al que determinadas circunstancias ponen de nuevo en el objetivo del FBI. El film busca evocar los thrillers conspiranoicos de aquellos años, pero cuenta con una factura de lujo que deviene en el gran hándicap del film: de hecho, su reparto multiestelar acaba por volverse en su contra, y es que Redford ha aglutinado a otras viejas glorias del calibre de Julie Christie, Nick Nolte, Sam Elliot o Susan Sarandon con jóvenes promesas como Shia LaBeouf, Anna Kendrick, Brit Marling o el más talludito Terrence Howard, sin olvidar a secundarios del calibre de Chris Cooper, Brendan Gleeson, Richard Jenkins o Stanley Tucci. Casi nada. Al final, el espectador se distrae de lo que se le pretende contar y se limita a jugar a una especie de "¿Quién es quién?" del Hollywood de ayer y hoy donde cada diez minutos aparece un nuevo rostro reconocible.
Bastante más interés presenta Sólo Dios perdona, aunque los que esperen que el equipo formado por el director Nicolas Winding Refn y el actor Ryan Gosling nos ofrezcan otro Drive saldrán del cine profundamente decepcionados. Y eso que algunos de los referentes temáticos y las constantes visuales del cineasta danés siguen siendo los mismos: el cine negro europeo, con Jean-Pierre Melville a la cabeza, los estallidos fugaces de violencia o la estética del cine de acción más fardón de los ochenta. Pero esta vez el hieratismo del protagonista y el minimalismo del relato rozan los límites de lo soportable para el espectador medio, aunque los más despiertos reconocerán en un par de roles secundarios, la madre encarnada por Kristin Scott Thomas y sobre todo el policía corrupto interpretado por Vithaya Pansringarm, motivos suficientes como para disfrutar de la propuesta.
En cuanto a La cabaña en el bosque, que dirige Drew Goddard, produce Joss Whedon y escriben ambos, estamos ante un caso paradigmático del retraso al que me refería antes: el film llega a los cines con más de año y medio de retraso, y además lo hace de manera peculiar, pues se estrenó el pasado viernes solo en "salas selectas" y contó con un preestreno televisivo en Canal+, para estar disponible a partir de la próxima semana en streaming y a mediados del mes que viene a la venta en blu-ray. Francamente, no entiendo nada. En cuanto a la película: si no la han visto todavía, les gusta el cine de terror, no temen las propuestas originales y, sobre todo, son tan afortunados como para que nadie les haya contado ya cómo termina, les recomiendo que la vean pero ya de la forma que sea. Porque a poco que se descuiden, cualquier indeseable les soltará un spoiler a la primera de cambio y les estropeará la sorpresa.
Pues eso: tres películas que se estrenan demasiado tarde. ¿Y por qué mal?, se preguntarán. Pues porque como pasa siempre solo están disponibles, para el común de los españoles que no vive en Madrid, Barcelona y poco más, en versión doblada. Con lo cual, al menos por lo que a mí concierne, como si no las hubieran estrenado nunca.
Pacto de silencio, Sólo Dios perdona y La cabaña en el bosque se proyectan en cines de toda España.