Cartas al Director

Terror

“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos.” Martin Luther King

El terror aparece cuando un muchacho de tan solo 21 años accede a un centro comercial y comienza a disparar indiscriminadamente a la gente que en él se encuentra. “Quería matar al mayor número de mexicanos posible” parece ser que dijo una vez que se entregó voluntariamente a la Policía.

Tenemos que sacar conclusiones de este hecho:

  1. Somos una especie que no reconoce a sus miembros como tales. Quienes sí están convencidos que son familia humana, crean etiquetas para que no todo el mundo lo sea: mexicano, magrebí, panchito, homosexual, etc. El paso siguiente es el menosprecio, la humillación y el asesinato. Esto es fascismo y es la prueba de que sigue en activo.
  2. La responsabilidad de que este muchacho estadounidense haya adquirido tal capacidad de odio hacia sus semejantes no es enteramente suya. Su entorno más cercano a él –familiar y amistades– han contribuido y, por supuesto, también el resto de la sociedad. Aunque en diferentes magnitudes, todo el mundo es responsable del dolor que ha causado.
  3. No olvidemos que, como miembros de la vastísima familia humana, somos responsables de los acontecimientos felices y desgraciados que sucedan a nuestros semejantes. Nadie vive en una isla ni debe ser manifestar indiferencia. El gran problema es que existe una gran carencia de conciencia ética, de saber que vivimos con personas, de conocer que debemos establecer normas de convivencia basadas en la cooperación, la solidaridad y la empatía, valores básicos que deben surgir del esfuerzo individual y colectivo tal y como proclama la Declaración Universal de Derechos Humanos.
  4. Como seres humanos que somos –sin etiquetas–, tenemos libertad, esto es, capacidad de elección y yo apuesto por el reconocimiento de los Derechos Humanos como punto inicial de convivencia pacífica; por un sistema educativo que combine la interiorización del conocimiento de todo tipo y de valores éticos universales y por la denuncia de todo tipo de marginación y humillación a cualquiera de mis semejantes. Reniego de la violencia realizada con expresiones verbales discriminatorias o con el uso de armas. Descarto el fascismo por ser una ideología intolerante sabiendo que no desapareció con el suicidio de Hitler.

Soy consciente de que todo lo que he escrito es muy utópico pero pienso en quienes han sobrevivido al ataque de ayer en Texas o en quienes han tenido que asistir al entierro de su madre muerta por su padre machista o en la joven que será violada muy pronto –aunque ella no lo sepa– y llego a la conclusión que parece que la Humanidad no avanza éticamente, que seguimos en la Edad Media. Recordar estas situaciones hace que intente no mostrarme indiferente al dolor humano.

Por: Fernando Ríos Soler

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