Tic, tac, tic, tac…
No se piensen que me he convertido en carillón y estoy contando los segundos que faltan para la entrada del año nuevo, no. Para eso están nuestra insigne bióloga Ana Obregón, Ramón el-de-la-capa-del-abuelo García, los guiñoles de (Somos) Cuatro (Gatos) TV o la inefable Carmen Sevilla.
En realidad mi cuenta atrás va por otros derroteros que, aunque algo tienen que ver con el año nuevo, tiran más por lo local. Por ejemplo, el soterramiento. No sé si recordarán que, allá por junio, se anunció que de una vez por todas iba a desaparecer la barrera del ferrocarril a su paso por Villena. En aquel momento, y en medio de la euforia, el Partido Popular puso tres condiciones para apoyar sin ambages la postura del equipo de gobierno: Además de solicitar su participación en las reuniones y viajes pertinentes (participación que ahora hemos sabido que fue aceptada a cambio de que el interlocutor popular no fuera Juan Palao, según afirmó Celia Lledó en la entrevista publicada por el EPDV la semana pasada) y la realización de un estudio de viabilidad económica del proyecto, la tercera condición sí tenía un claro componente temporal: Que exista un convenio suscrito por la Ministra de Fomento que concrete el soterramiento de las vías tradicionales con detalle de plazos de inicio y ejecución de las obras, y que dicho convenio esté ratificado por todas las partes antes de comenzar las obras y de finalizar 2005. Pues bien
a 2005 le quedan apenas cuatro días cuando escribo esta columna y poco o nada hemos vuelto a saber del tema que nos ocupa, excepto algún comentario que señala que se está reivindicando al Ministerio un primer borrador del convenio para tener algo que llevarnos a la boca (es decir, algo que salga en los papeles y en las radios) lo antes posible. Imagino que pronto conoceremos la reacción del PP al cumplirse el plazo que ellos mismos fijaron.
Tampoco hay novedad alguna al respecto de otro de los grandes temas de la legislatura, la plaza de toros, que parece ser que no es un caramelo tan apetecible como parecía en un primer momento para los inversores dispuestos a optar a una concesión administrativa. Interesa construir el parking, según tengo entendido; interesan las tiendas y los locales de hostelería, según parece; pero por lo visto no interesa tanto construir salas de cine. ¿Aceptaría Villena un centro de ocio sin cines en la plaza de toros? He ahí la cuestión.
Soterramiento y centro de ocio, centro de ocio y soterramiento, dos cuestiones que, superado felizmente (al menos en apariencia) el problema de los terrenos del tercer instituto, van a convertirse a lo largo de 2006 en el núcleo del debate político, centro de discusión y objetivo prioritario de nuestros gobernantes porque sí hay una cuenta atrás que ha comenzado: la de las elecciones municipales de 2007, año que a efectos administrativos será de segundo orden, puesto que lo que viviremos entonces será una permanente campaña electoral. Por ello, muchos consideran 2006 como el año de los grandes retos, el ejercicio en el que hay que echar el resto y conseguir que los proyectos dejen de serlo para convertirse en realidades. Si todo sale delante de un modo favorable, no habrá partido a la hora de visitar las urnas, piensan algunos. Si las cosas siguen como hasta ahora, piensan otros, la vuelta a la tortilla está servida.
En cualquier caso, y puesto que lo que uno desea es que las cosas nos vayan bien a todos, sólo cabe desear suerte a quienes tienen la obligación de gestionar lo público en beneficio del interés general. ¡Feliz 2006, vecinos!