Cultura

Títeres

Sin lugar a dudas, una de las cosas que han destacado durante estas fiestas primaverales en nuestra ciudad ha sido la programación de espectáculos de títeres. Con el de Jonás el espermatozoide dando el pistoletazo de salida en el Teatro Chapí el 31 de marzo y con el espectáculo de Periferia Teatro cerrando esta especie de ciclo el pasado viernes en la Casa de Cultura se ha esbozado un oportuno proyecto para estas fechas. Una programación que ha resultado de lo más apropiada para llenar de actividad todos estos días de vacaciones escolares, tan largos o tan cortos según desde dónde se miren, o se vivan.
Y aunque por motivos laborales no pudimos siquiera saludar a Salva Puche cuando presentó su espectáculo de pompas y burbujas. Y aunque tampoco pudimos participar en el Titellarium que invadió nuestra Kakv, al menos asistimos al Guyi-Guyi de la compañía Periferia. Una propuesta que suma un punto más a la calidad escénica con sello murciano. Una historia ingeniosa, entretenida y ejecutada con limpieza y dinamismo que se desenvuelve entre los hilos de los cuentos clásicos sin abandonarse a ellos. Un buen trabajo de las actrices Dora Cantero y Begoña Iriarte, tanto en su trabajo de manipulación y caracterización de los personajes, más de ocho, como en sus interpretaciones como figuras narrativas o personajes, participantes en todo caso de las peripecias que transcurren en la escena. Voces claras, frases bien articuladas y pobladas de matices que contribuían a la confección de un producto sólido y accesible. La escenografía, aparentemente sencilla, se transformaba en apenas segundos para mostrarnos de forma clara otro nuevo espacio. Guyi-Guyi supone una aventura y una lección necesarias a cualquier edad. Como todo buen espectáculo teatral muestra los conflictos, las debilidades y las fortalezas de los seres racionales. Muestra que tanto los defectos como las virtudes se encuentran en cada persona, y que el amor y el reconocimiento de nuestros errores son el camino hacia la felicidad de cada cual y del resto. Un buen trabajo que dejó boquiabierto a gran parte del siempre difícil público asistente, al que la payasa Piruleta va trabajando en cada cita buscando educar a niños y niñas en esa maravillosa afición que representa el teatro.

Me reservaba estas últimas líneas para lamentar el traslado de Leo y Lillo, quienes cierran una fase de sus vidas en el Candeleo para comenzar una nueva etapa en La Alquería del Pilar, en Banyeres. Quería que supieran que los voy a echar de menos, a ti Jorge también, por supuesto, quería decirles que ha sido un placer disfrutar del concepto de la cultura gastronómica que han aportado a nuestra ciudad. Un beso y toda la suerte del mundo. Serán muchos sábados echándoos de menos…

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