Cultura

Tres años de Aupa Villena

Como ya saben, queridas personas, el popular Festival Aupa Lumbreiras vuelve a Villena con el compromiso bilateral de permanecer durante tres años en nuestra ciudad. Además viene acompañado de otro conocido festival: Leyendas del Rock, una cita roquera de menor envergadura pero plenamente consolidada que complementa inmejorablemente la singular oferta del Aupa. Dos festivales con amplio bagaje y sobrada solvencia para figurar en la primera fila de la agenda nacional. Dos oportunidades que no deben responder solo a frías cifras sobre impacto mediático (el nombre de nuestra ciudad en los medios) o impacto económico (lo que la afluencia de público deja en Villena), puesto que eso no tiene nada que ver con la Vida.
Digo esto porque a partir de esta responsabilidad que hemos adquirido durante los próximos tres años, creo que como ciudad debemos de darnos, de relacionarnos. Esto es preparar y vivir estas citas exclusivas. No solo hacer (o intentar hacer) negocio con ellas, tal y como aparecen en las películas esas gentes paletas y aprovechadas cuando llega a su ciudad “la industria de Hollywood”, y todo el mundo sube los precios de sus productos e intenta sacar tajada a toda costa. Tampoco diré que haya que tomar estos eventos como si se tratara de las Fiestas de Moros y Cristianos –ni mucho menos–.
Basta con que Villena pueda vivir esta excepcional y masiva llegada de público, sin que parezca que nada tiene que ver con nuestras vidas, como algo ajeno, como una molestia transitoria. No sabría ahora mismo decirles el modo, pero estoy convencido del potencial de nuestra ciudad en sí, como del de todas las personas que aquí vivimos. La hospitalidad, la simpatía, la diversidad de servicios y actividades, son factores que cualquiera valoramos cuando visitamos otras ciudades –otros países–, y debemos ser conscientes de que miles de personas de todos los puntos de España –y algunos de Europa– llegarán a nuestra ciudad. Además, tres años son muchos años, y la impresión de la primera vez ya la hemos pasado. El próximo año –y año tras año– ya no nos pillará tan de susto, tendremos tiempo de pensar, de prever, de preparar, para que nuestra ciudad brille, para que nuestros servicios sean más adecuados, para que nuestras ofertas sean más atractivas –y sí, hablo de negocios–.

Estaremos de acuerdo en que estos festivales no pueden pasar por Villena como un terremoto, ni como algo que una vez sucedió. Estaremos de acuerdo que dados los tiempos que corren es una fortuna que ocurra algo diferente, que se presente una oportunidad en nuestra casa. El modo de hacerle frente depende en gran parte de nuestra idiosincrasia, pero también del ánimo con que afrontemos la tarea. Y confío que nuestra ciudad, nuestro espíritu y nuestro entusiasmo configuren la mejor postal, el mejor recuerdo que quienes nos visiten puedan llevarse.

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