Tres años de desgobierno Verde
La palabra gobernar encierra tras de sí una obligación implícita, que no es otra que la de dirigir, administrar y tener control de un estado, una ciudad o un colectivo de personas. Para ello, se sitúa al frente de esta obligación a una persona sobre la que recae esta responsabilidad, siendo la figura del gobernante la que debe canalizar esta potestad que le es otorgada por quienes depositan sobre las personas elegidas las labores de guía y control sobre la comunidad.
Pero este aparente privilegio también tiene una cara oculta y menos agradable que la popularidad y el reconocimiento público, una carga de trabajo más allá de las fotos. Ser gobernante una enorme responsabilidad para con los gobernados y para con el lugar sobre el que se ejerce la gobernanza. Esta responsabilidad no es otra que la necesidad perentoria de tomar decisiones respecto a las muchas cuestiones que forman la labor de gobierno. Y cualquier persona que esté al frente de la gestión municipal tiene que ejercer esta obligación a pesar de saber que sus resoluciones nunca serán bien acogidas por la totalidad del conjunto sobre el cual se realice, algo que va implícito en el cargo.
Desde el PSOE, y después de tres años de mayoría absoluta Verde, entendemos que si algo ha faltado ha sido esa obligación de decidir con valentía y convencimiento sobre muchas cuestiones del día de día de nuestra ciudad. El equipo Verde, con Javier Esquembre a la cabeza, se ha instalado en una política a más puro estilo Rajoy, de esperar a que escampe la tormenta y que el sol pueda traer consigo alguna solución en lugar de tomar decisiones incómodas e impopulares que den al traste con esa trabajada y ficticia imagen de personas campechanas, pero que finalmente no son capaces de gobernar con la diligencia deseada en unos representantes públicos. Por ello nos preguntamos: ¿ qué beneficia a la ciudad esa fachada de buenismo si finalmente Los Verdes no son capaces de ofrecer soluciones a los problemas con la inmediatez y la celeridad que requieren?
Siempre defenderemos, y así nos conducimos, que los servidores públicos debemos atender las peticiones de nuestros administrados desde la cercanía y la transparencia, pero también desde la realidad, y esa realidad pasa en muchas ocasiones por no crear falsas esperanzas en las personas a cambio de ocultar que sus demandas no van a poder ser atendidas.
Esta es la realidad en la que se han instalado los Verdes, en la que apreciamos una total y absoluta falta de dirección y control de unos sobre otros y del Alcalde sobre todos, y a su vez de todos y todas sobre sus responsabilidades al frente del ayuntamiento. ¿A qué nos ha llevado este estilo de gestión en tres años? A que cada cual ejerza la delegación que ostenta sin mirar cómo puede afectar al conjunto ni imprimir en las actuaciones un ritmo común, y sin tener que rendir cuentas de su gestión ante nadie, con el consiguiente desorden y caos. Esta es la forma de entender la gestión municipal que tienen Los Verdes y que nos está llevando a unas desastrosas consecuencias que ya son muy evidentes y difíciles de ocultar, tanto a la ciudadanía como a los propios trabajadores municipales, testigos de la ausencia total de criterios de actuación y toma de decisiones, lo que está creando un escenario de total anarquía en la organización interna municipal y en la gestión económica (aprobación de presupuestos a mitad de año, o una remunicipalizacion sin previsión alguna que está costando más dinero a los ciudadanos y ciudadanas de Villena), administrativa (expedientes abiertos en fiscalía contra Antonio Pastor) y política de Villena (políticas puramente verdes que son inapreciables o que se ven contradictoriamente reflejadas en el lamentable estado de los parques y jardines de la ciudad).
El alcalde, en una entrevista previa a las elecciones de 2015, hablaba de las losas PPP (plaza, piscina y parking) que seguían presentes al inicio de la legislatura, y desde el PSOE afirmamos que tres años después las losas mencionadas continúan sin moverse, y además tenemos que añadir algunas más, y de gran calado, que van a quedar como herencia Verde: el Plan General de Ordenación Urbana o el tan necesario Plan de la Huerta, el encauzamiento de la Rambla Conejo, la situación interna del personal municipal o la apertura del edificio de la Electroharinera, que no va a ser puesto a disposición del disfrute ciudadano porque el equipo de gobierno Verde rechazó con su mayoría absoluta una moción socialista que les pedía destinar 200.000 euros para acometer las labores necesarias de musealización de este edificio para posibilitar su apertura al público.
En conclusión, estos tres años han mostrados que quienes tiraron del carro del tripartito, que tanta rentabilidad les dio a los Verdes, fueron los ediles socialistas, socios en el gobierno de 2011 a 2015. En muchas ocasiones los humanos necesitamos ver para creer, y estos tres años Verdes han logrado que cada cual muestre públicamente su capacidad de trabajo y de gestión.