Opinión

Triste tarde del día 7

Después de la aprobación en Junta de Gobierno de la realización de la corrida de toros del día 7, un año más unas fiestas llenas de color, de buen ambiente y hermandad se oscurecerán esa tarde con motivo de una de las peores violaciones de los derechos de los animales, como es la práctica de la tauromaquia, una práctica que nos hace retroceder a las etapas más oscuras de nuestra historia reciente. Ya que, por encima de los tibios argumentos a favor de la “fiesta”, está la realidad ética y la económica.
Puedan pensar algunas personas que este tipo de “espectáculo” es una noble pugna entre torero y toro, pero nada más lejos de la realidad. En primer lugar, los animales, toros y caballos, si pudiesen escoger, para nada se encontrarían en la plaza de toros, y en segundo lugar, el toro sufre un calvario durante los días anteriores a la corrida, ya que recibe golpes, carga con pesos, es untado con substancias abrasivas en las patas, de forma que no puede estar quieto, o se le recortan los cuernos.

De hecho, tendemos a pensar que los animales “están para eso”, para ser utilizados por las personas, que nosotros y nosotras somos superiores, al igual que lo creían los defensores de la esclavitud sobre las personas de otras razas. Ciertamente, los animales no humanos no han nacido, ni están en nuestro planeta, para eso, sino para ser libres y vivir su vida. Y si no, ¿qué madre tendría a su hijo para posteriormente ser torturado hasta la muerte en una plaza de toros?

Si nos referimos al componente económico habrá quien piense que el ayuntamiento no tiene que poner ni un euro, y eso es cierto, pero no olvidemos que se calcula que se destinan más de 700 millones de euros (116.000 millones de pesetas) a nivel estatal cada año a financiar el deficitario negocio de la tauromaquia. Es simplemente vergonzoso que se destine tal cantidad de dinero público a este tipo de eventos cuando, en algunas Comunidades Autónomas como la nuestra, los colegios tienen que abrir en verano para dar un comida decente a los más pequeños o se estén revisando las pensiones de nuestros mayores después de toda una vida de trabajo, o 500 personas sean expulsadas de sus propias casas en los trágicos desahucios.

Afortunadamente el tormento de estos animales tiene cada vez más detractores, contrariamente al número de aficionados que año tras año va descendiendo y, hoy en día, no alcanza el 10% de la población. Por eso debemos trasladar a la realidad esa situación social, eliminar de una vez por todas las corridas de toros y conseguir que la sangre que empaña las Fiestas de Villena el día 7 desaparezca; para que por fin, todos y todas, podamos sentirnos aún más orgullosos y orgullosas de nuestra ciudad y de sus magníficas fiestas.

Plataforma Animalista de Villena
[email protected]
www.villenaanimalista.org

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