Testimonios dados en situaciones inestables

Tu Odio Más Atroz Y Totalmente Oscuro Merece Amor

No seamos hipócritas. La gente se odia. A la gente le encanta odiar. Le pirra. Les pone en marcha por la mañana. Es así de sencillo. Escuchamos toda esa monserga sobre la bondad y el bien y la conciencia, pero todo eso pertenece a la moral-ficción, un género tan minoritario que podría considerarse una desviación, un aberración claramente perjudicial para el equilibrio psicológico de las personas. Digámoslo claro: la gente está deseando odiar.
El problema es que se le obliga a odiar solamente las cuestiones mayoritariamente aceptadas o claramente oportunistas, generalmente dictadas por organismos e instituciones con turbios intereses. O tiene que odiar en la clandestinidad, como delincuentes, llevando una doble vida, con grave peligro de neurosis y/o variados trastornos de conducta. Y esto supone un gasto de energía enorme que podría dedicarse al proceso concreto de odiar. Digámoslo claro: el mundo actual está configurado para entorpecer el odio libre y espontáneo. Se echa mano de todo tipo de argumentos bienintencionados o castrantes, como que genera sufrimiento o desestabiliza nuestras milimetradas sociedades, para impedir que la gente desarrolle su odio de forma creativa e integral. ¿Y qué hay de los que sufren porque no pueden odiar sin ser mirados como ciudadanos de tercera clase? ¿Por qué, en una sociedad democrática y tolerante, se permite esta discriminación castrante hacia los individuos que odian? ¿Por qué esta doble moral? Toda esta situación requería de una respuesta contundente y atrevida. Y así fue como nos juntamos un grupo de odiadores descontentos y fundamos TOMAYTOMA (Tu Odio Más Atroz Y Totalmente Oscuro Merece Amor), nuestra Organización No Gubernamental, que rápidamente alcanzó los cientos de millares de socios. Teníamos claro que necesitábamos crear espacios dedicados al odio sin manipulaciones. Lugares en los que cada individuo pudiera dar salida a su odio sin cortapisas ni prejuicios, de forma limpia, benigna y reglada. De modo que desde nuestra ONG hemos puesto al servicio del ciudadano todos los instrumentos necesarios para que pueda odiar sin ser recriminado socialmente. A cambio de una cuota de precio popular, aquí cualquiera puede adscribirse al grupo de odiadores afín y dar rienda suelta a su odio en un espacio privado y sin ser manipulado por políticos, líderes religiosos o cualquier otro gerifalte egoísta y deshumanizado. Existen grupos de odio para casi cualquier inclinación o debilidad, desde los ya clásicos y más generales como odio hacia negros, homosexuales, judíos, musulmanes, comunistas, abortistas, extranjeros (odio muy solicitado que consta de una casi infinita variedad de subgrupos, ya que dependiendo de la nacionalidad del interesado, los extranjeros odiados también cambian de nacionalidad), políticos, (parecido al caso anterior, ya que la variedad de partidos políticos abre un gran abanico de posibilidades), artistas, periodistas, humoristas gráficos, feriantes, titiriteros, mendigos, escritores, hasta otros más concretos y peculiares, aunque no por ello menos demandados, como odio a los taxistas, empleados de banca, vendedores de seguros, teleoperadores telefónicos, fontaneros, electricistas, pasando por novedosos odios a cosas o abstracciones como la informática, la laca, la música tecno, la lycra, la palabra “súper” utilizada como prefijo o la publicidad navideña. Ya ve, un mundo compartido entre odiadores y odiados es posible. Y usted, ¿a qué grupo cree que pertenece?

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