Un ángel de la guarda
Ay, si Villena fuera Morella, cómo cambiaría todo. O lo que es lo mismo, si Ximo Puig hubiese nacido y pacido en Villena. Si en lugar de sentir las fiestas del Sexeni como lo más grande fuese capaz de emocionarse un día 5, dejando un hueco en su agenda para no faltar a la cita, vestirse de Moro Viejo, como sus ancestros, es un poner, y reencontrarse con los suyos. Naturalmente que Ximo Puig no es villenero, como tampoco lo es Joan Lerma (un president, hay que reconocerlo, que aguantó estoicamente la Entrada del día 5 cuando la tribuna se instalaba en la avenida de la Constitución, allá por los años ochenta). Ni Camps. Ni Zaplana. Ni González Lizondo.
De hecho, desde que se iniciaron las sesiones en el Palau de la Generalitat, va para cuarenta años, siempre he tenido la impresión de que lo más villenero que pisó el hemiciclo fue esa diputada eterna que es María José García Herrero. Como si desafiara al tiempo, María José siempre estuvo allí. Y yo encantado de que alguien de su talla permaneciese tanto tiempo en primera línea.
Pero permítanme que hable de otra villenera de pro, Vicenta Tortosa Urrea, que en su día fue alcaldesa de la ciudad que la vio nacer, que es lo más grande que un político puede ser en la vida: alcalde, un buen alcalde de su pueblo. Vicenta Tortosa es para los villeneros, de un tiempo a esta parte, un ángel de la guarda. Tiene las más altas responsabilidades en el área de Salud de nuestra zona. Yecla y Almansa cuentan con hospital. Villena no. Tan cierto como que Ximo Puig es de Morella. Pero por lo menos tenemos como jefa en Elda a un ángel de la guarda que nos mima llamado Vicenta Tortosa. A la que yo vi llorar el día 5.