Nos disponemos a despedir 2012 y dar la bienvenida a 2013, y la mayoría lo hacemos con agitación, deseando que acabe cuanto antes este año y así darle la oportunidad al que viene, desde un sentimiento entre supersticioso y esperanzador: queremos que el tiempo pase deprisa para ver si con él se va también la maldita crisis. Los medios de comunicación, los gobiernos, las instituciones internacionales, etc., no hacen más que hablar de la fecha en la que acabará la tortura, el día en el que la economía volverá a crecer.
Pero el paso del tiempo en sí mismo no va a resolver nada, es lo que hagamos en ese tiempo lo que determinará lo que nos deparará el futuro. El balance de los últimos doce meses tiene más sombras que claros, y son muchas las personas que finalizan el año en una situación peor que cuando lo empezaron. El desempleo ha subido en Villena en más de 500 personas, alcanzando la cifra récord de 5.100 parados y paradas, algo alarmante para un municipio como el nuestro.
Porque este 2012 no ha sido un año más. Este es el año en el que la ciudadanía ha tomado conciencia de que no puede conformarse y aceptar resignadamente lo que se nos pretende imponer. Es el año en el que hemos dejado de creer en fórmulas mágicas, en trileros del verbo que pretenden hacernos comulgar con ruedas de molino al tiempo que mantienen sus privilegios. En definitiva, es el año en el que hemos asumido que no se nos va a regalar nada y que si queremos conservar nuestra dignidad hemos de pelear por ella. Las calles se han llenado de personas dispuestas a pensar por sí mismas, más allá de intereses particulares y obediencias debidas, y aunque despacio, algo empieza a moverse.
También es este el año en el que en el que se le ha dado un auténtico sentido al término solidaridad. Primero fueron las familias, que se volcaron en ayudar a sus miembros más débiles, tal y como han hecho todos esos pensionistas y jubilados que se han convertido en la única fuente de ingresos de la familia. Luego el círculo se amplió a los vecinos, que colaboraron como pudieron. Y cuando con eso no ha sido suficiente, la propia sociedad se ha portado de manera ejemplar respondiendo a las campañas promovidas desde asociaciones, colegios o grupos de Facebook destinadas a recoger alimentos para Cruz Roja, Cáritas o el Banco de Alimentos.
No es suficiente, sin duda, pero sí es un primer paso. Y si bien hay muchas cosas de este 2012 que deseamos superar cuanto antes, también hay otras que, como la reivindicación justa y la solidaridad, no deberíamos olvidar nunca, ya que nos hacen más fuertes como sociedad.
Rodeémonos de nuestros seres queridos y compartamos con ellos estos días. Olvidemos nuestras pequeñas disputas y disfrutemos de su compañía. El año 2013 está por construir, y todos y todas tenemos la oportunidad (y el deber) de aportar nuestro granito de arena.
Nuestros mejores deseos para 2013.
