Un año más justo a la cita
Hoy en día hay que hablar de tradiciones y fiestas, pues animan el alma y la moral de las personas. Porque de temas económicos y de crisis a todos los niveles, estamos hastiados, ya que nos quitan el poco ánimo que todavía nos queda.
Por eso en este artículo voy a escribir de lo que me gusta, las fiestas de moros y cristianos de mi pueblo, Villena. Y voy a hablar como una persona que ha vivido intensamente estos festejos, aunque en la actualidad por razones de trabajo no pueda disfrutarlos como quisiera formando parte de una comparsa. Aunque esto no quiere decir que las fiestas no tengan capacidad para albergar a propios y extraños y, sobre todo, a espectadores que con su calor acompañan todos los actos que se celebran en estos días, haciéndolas más grandes y vistosas.
Una de las tradiciones que costó muchos años cambiar fue la de la traída a la urbe, de La Morenica, María de las Virtudes, ya que la tradición rezaba que la romería se celebraba el día cinco de septiembre por la tarde y coincidía con la entrada de moros y cristianos. Esto provocaba que muchos festeros que querían ir a la romería, para traer a la Virgen a su pueblo, no podían hacerlo, ya que estaban desfilando por las calles de la ciudad.
Aunque después de mucho discutir, por fin, se llegó a un consenso entre todas las partes implicadas, Junta de la Virgen y Junta Central de Fiestas. Y desde hace unos años, la romería de la Morena se celebra el último domingo del mes de Agosto. Lo que ha propiciado un éxito de este acto a todos los niveles. Desde la participación masiva y multitudinaria de todos los villeneros y foráneos, que vienen desde todos los puntos cardinales de la provincia, ya que al ser domingo y no trabajar, las personas se pueden desplazar a nuestro pueblo, para participar en la romería como uno más.
Por eso sí se rompe en mil añicos una tradición, por el bien común de la ciudadanía. Pues adelante, que el tiempo dará a posteriori la razón a las personas que cambiaron este hecho y dejaran de lado a sus detractores.
Villena es muy dada a tradiciones, tanto es así, que en nuestras fiestas se cumplen todas escrupulosamente. Una que desapareció por razones de comportamiento cívico, fue, que en las dianas, dejaran de salir detrás de la música los manteros, lo que provocó que este acto perdiera esa calidez de unir la noche con el día, sobre todo, para la juventud que después de los bailes de las comparsas participaban en este acto tan entrañable. Ahora he oído, que quizás, permitan de nuevo esta manera de conducirse y de este modo se retomaría una costumbre desechada hace unos años.
Las fiestas de todos los pueblos y ciudades de nuestro país, están cargadas de tradiciones y arraigos fuertemente sostenidos con el paso de los años. Y en muchas ocasiones los responsables de estos festejos tienen que sopesar la tradición con el sentido común y la adaptación a los tiempos que corren. Y si algún acto tiene que variar su idiosincrasia, una vez sopesados los pros y los contras, se varía y adelante, que no por eso las fiestas pierden su encanto y esplendor, todo lo contrario, adquiere una relevante innovación.
Por eso en Villena el día nueve de septiembre, cuando hemos cumplido una vez más con el sagrado calendario de nuestras fiestas. Cuando hemos llevado de nuevo a nuestra Madre del cielo a su casa. Cuando hemos disfrutado del olor a pólvora recién disparada. Cuando somos felices porque nuestras fiestas han salido mejor que las del año anterior. Cuando las perchas esperan en los armarios para guardar los trajes limpios y planchados. Decimos orgullosos:día cuatro que fuera y lo pasao, pasao. Y con esta típica frase cargada de sentimiento, iniciamos un nuevo ciclo festero, teniendo en nuestra alma la adoración por nuestra Morena, María de las Virtudes.
Fdo. Manuel Esteban Lozano