Editorial

Un día para la historia

Al fin, tras una larga espera que se ha prolongado durante años, Villena ha inaugurado su recién rehabilitada plaza de toros, La Plaza, poniéndose así –esperamos– punto y final a una de las cuestiones que más debate y polémica ha suscitado en nuestra ciudad y abriéndose un nuevo horizonte más ambicioso y esperanzador: el de las posibilidades que se abren ante nosotros al contar con semejante infraestructura.
Dando por hecho que la programación preparada por el ayuntamiento para estas próximas semanas –feria outlet, corrida de toros, concierto, fiesta infantil y para jóvenes, etc.– queda englobada dentro de los fastos inaugurales (y obviamente, preelectorales), uno de cuyos principales objetivos es que la práctica totalidad de los villeneros pase por la plaza para conocer de primera mano el edificio, lo cierto es que, una vez consumada la rehabilitación del monumento, ha llegado el momento de empezar a pensar en el futuro del mismo, sus posibles usos y las múltiples posibilidades que alberga.

Habrá de ser un equipo de gobierno distinto al actual el encargado de diseñar la estructura permanente de gestión de La Plaza –director, administración, personal–, así como el que tendrá que diseñar programaciones acordes con las dimensiones del recinto y la tesorería municipal, y no será tarea fácil, puesto que no todos los eventos y no todos los públicos están llamados a ocupar ese espacio. El verdadero reto, creemos, comienza ahora, toda vez que el reto de la recuperación y puesta en valor del edificio ha sido superado con nota.

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