Un fato festero
Solo unas cuantas líneas para expresar, desde mi condición de foráneo, la sorpresa que me produjeron las fiestas de Villena y en concreto el desfile de Moros y Cristianos. Primero, mi felicitación al pueblo de Villena, pues jamás había visto una participación así en ningún evento de la magnitud del vuestro.
Extraordinaria la calidad, riqueza y acabado de los trajes, la música, pero sobre todo, ver cómo todo un pueblo se vuelca en una idea, en un proyecto común con el entusiasmo que lo hacéis, pone los pelos de punta. No quiero imaginaros empeñados en hacer una Villena verde, con parques, césped, jardines, árboles, seríais la Asturias del este. O creando infraestructuras deportivas, culturales, o en cualquier ámbito social.
Solo no entiendo como después, a la vuelta a mi tierra, no escuché absolutamente nada acerca de vuestra preciosa fiesta. Ni televisión, ni prensa, nada de nada. Ni la gente aquí la conoce, ni la conocerá, lo que es una pena. Me sentí como si hubiera venido de un tsunami y aquí nadie se hubiera enterado.
No sois fiesta de interés turístico nacional y no lo entiendo. Las exigencias resumidas para serlo son: antigüedad, arraigo popular, originalidad, promoción, repercusión mediática, cinco años de interés turístico, sin maltrato de animales, alojamientos dignos a menos de 50 km., acuerdo favorable del pleno del ayuntamiento
No sé qué condición os falta por cumplir que sí tengan los moros y cristianos de Alcoy y Villajoyosa, el ajedrez viviente de Javea o el encuentro del caracol en Lérida, y por no parecer despectivo con los demás y no con mi propia tierra, las fiestas de San Lorenzo de Huesca, el festival folclórico de los Pirineos de Jaca o la exaltación del traje de Anso.
No lo entiendo a no ser que el problema sea la pereza o incompetencia de algún concejal, pasado o presente. Lo desconozco pero es incomprensible.
Nada más que felicitaros de nuevo a todos desde un trocico de corazón villenero del Norte.
Un fato
(Entre los aragoneses, coloquialmente, se diferencian con motes según donde hayan nacido. A los zaragozanos les llaman cheposos o almendrones; a los de Huesca, fatos, de ahí el título y firma de esta carta. No obstante, su autor es Eduardo Piedrafita Otin).