Un memorable Djokovic rompe el sueño de Alcaraz en Australia
El pupilo de Juan Carlos Ferrero tendrá que seguir trabajando para conseguir el grande que falta en su palmarés

Carlos Alcaraz, 21 años y nº 3 mundial, seguirá insistiendo en ediciones venideras. Continuará teniendo clavada la asignatura pendiente de Melbourne Park. Es la guinda que falta en su pastel de Grand Slam. Campeón dos veces de Wimbledon (2023 y 2024) y en una del US Open (2022) y Roland Garros (2024), tiene la ilusión de completar el pleno.
Volvió a encallarse en la ronda de cuartos de final. Si en 2023 se cruzó en su camino un contundente Alexander Zverev, en 2024 se estrelló contra el rey del Open de Australia, un memorable Novak Djokovic, más leyenda aún después de esa demostración. A sus 37 años no deja de sorprender. A la chita callando durante estos días, en el instante clave destapó un talento superlativo para frenar el empuje del murciano.
Impresionante Djokovic, en modo campeón olímpico. No se enfrentaban desde que el serbio le arrebatara el oro al español en la tierra de Roland Garros. Volvió a ser una batalla de emociones, estrategias y golpes de todas las potencias, direcciones y variedad. Una maravilla del deporte.
Ganó el experto y veterano, el diez veces campeón del Open de Australia y quien no se resigna a batir el récord de más títulos de Grand Slam. Comparte la cifra de 24 con la australiana Margaret Court, se quedó a cero la campaña anterior. No se rindió. Al contrario, fue a buscar al escocés Andy Murray como nuevo entrenador, otro aliciente para mantenerse en la lucha.
Alcaraz no se dejó nada. Al borde del precipicio, con 2-4 y bola de break para 2-5 y saque de Djokovic para partido, el pupilo de Juan Carlos Ferrero exhibió la capacidad de supervivencia que no en pocas ocasiones, también ante Djokovic, le permitió dar la vuelta completamente a un partido en el que se acercaba a la derrota.
Fueron 33 golpes de mucho castigo por su excelencia y demanda. Hasta que falló Djokovic, dando aliento a Alcaraz, que lo festejó con el público, que se comunicó con su palco. Un motivo para creer. Ambos acabaron doblados del esfuerzo. Pero le había valido más la pena al murciano, que se empoderó. Lo volvió a intentar, dispuso de dos bolas para el 4-4, recuperar la igualdad. Se lo negó un colosal Djokovic, con respuesta para todo.
Un espectáculo magnífico, de ambos, que concluyó a la una de la madrugada. Cada vez que se encuentran hay chispa en la pista. Estuvo mejor Djokovic cuando tocaba. Alcaraz cambió cómo tirarse la bola y pegarla en el saque, cargó con cinco gramos más el cuello de su raqueta. Cada vez lo asimila más, es un trabajo de hoy y también para mañana, para seguir buscando trofeos de Grand Slam. Queda mucho y bueno por delante. Alcaraz siempre sabe aprender de las derrotas y reaccionar.