Un mundo que agoniza
Estando ya bien instalados en el siglo XXI, parece mentira que la situación a la que se está viendo sometida la naturaleza no cese, ni mejore. A pesar de que los gobiernos están comprometidos a disminuir la contaminación, mediante protocolos, parece imposible creer que varias potencias económicas no se impliquen en el meollo.
Pese a que la mayor importancia a la hora de solucionar este asunto recae sobre los gobiernos, los ciudadanos también pueden contribuir con pequeñas acciones diarias.
Aunque a fin de cuentas, por unos o por otros, lo que importa es que las peores consecuencias las están sufriendo muchísimas especies de animales y plantas, que no tienen la culpa. Si bien, estos actos vandálicos e irracionales ya nos están pasando factura, cualquier día llegará un importe que no podamos pagar.
Fdo. Rubén Hernández Romero