Un Nobel para Woody
Abandonad toda esperanza, salmo 11º
Tengo que confesarles que durante muchos años perdí el gusto por la literatura de ficción. Después de haber crecido con cómics y novelas juveniles, pasé mucho tiempo leyendo solamente historia y crítica de cine. Sólo con algo más de veinte años volví por los fueros de la narrativa, con un placer muy similar al de encontrar a un viejo amigo al que echabas de menos.
Hace poco tuve la ocasión de ver Match point, la última película de Woody Allen, y reflexionando sobre ello he llegado a la conclusión de que buena parte de la culpa podría ser, al menos indirectamente, del bueno de Woody.
Uno de los primeros libros de cine que leí es Woody Allen en imágenes y palabras, recopilación de textos realizada por Linda Sunshine y editada allá por 1993. Está descatalogado, pero si lo encuentran en alguna librería de viejo y son seguidores del autor de Annie Hall, no lo dejen escapar. El tomo en cuestión es más o menos elegante, con el nombre del cineasta en letras enormes en negro sobre el blanco de la portada. En sus páginas, una antología de textos organizada por temas, a partir no sólo de los guiones de sus películas, sino también de sus relatos -más faena: busquen su ficción completa, Cuentos sin plumas, en Tusquets: desternillante-, entrevistas, o un género hoy tan de moda como es el monólogo cómico.
En aquel volumen, visto ahora, creo que encontré resumida toda una filosofía, un universo, que posiblemente se convirtió en algo que buscaría sin éxito una y otra vez en las siguientes lecturas: la existencia explicada, en clave de humor, por un hombre que (como ha manifestado más de una vez José Luis Garci, creo que citando al genial guionista Rafael Azcona), ganará algún día un Nobel de Literatura: en cuanto se considere que un guión cinematográfico, como un texto teatral, es literatura, la Academia sueca se rendirá a los pies del genial cineasta de Manhattan.
Precisamente en su película Manhattan, Allen incluía un monólogo sobre su personal lista de cosas por las que vale la pena vivir. Y precisamente el primer texto que publiqué años ha en prensa fue un homenaje a Woody Allen que incluía, entre otras cosas, mi listado particular, tan particular que correspondería solo, supongo, a la tarde en que lo escribí. Ahora, cuando llevo años leyendo ficción de nuevo, estoy aquí escribiendo algo que no es ficción, y otra vez sobre Woody. El círculo se cierra.
Y los que crean que Woody siempre se repite, que hace la misma película una y otra vez, vayan a ver esa fábula moral rabiosamente cruel y triste que es Match point. Coincidirán con Garci, con Azcona, conmigo... y con la Academia sueca. Tiempo al tiempo.
Match point de Woody Allen se proyecta en cines de toda España.