Un proyecto grandioso
En el sistema preventivo de Don Bosco está toda la magia y esencia para una educación eficaz, cooperativa, motivadora…
Tan cercana la primavera… ¡Quién nos iba a decir que para desarrollar nuestro trabajo íbamos a usar tanto y tan necesariamente lo telemático! Y cumpliendo con nuestro deber, añorando lo presencial, recordamos una reflexión que José Antonio Marina expresó en una entrevista publicada el veintiocho de marzo de 2001 en EL CULTURAL. Decía entonces el filósofo:
Los profesores sabemos que para hacernos entender tenemos que acercarnos a donde están los alumnos. Mahoma tiene que ir a la montaña. No hay en ello nada degradante, sino al contrario, un proyecto grandioso. El gran humanismo, la gran cultura, han sido siempre expansivos, movilizadores, útiles en el buen sentido de la palabra útil.
Acercarse al alumnado en el sentido físico, estar presente y cercano, y acercarse a su situación personal e intelectual, adaptarse para que nos comprenda. Y aquí muchas veces, lo sé por experiencia, es fundamental la paciencia.
Quienes hemos tenido la suerte de educarnos con los Salesianos lo tenemos fácil imitando el sistema preventivo de Don Bosco. Cuando durante el curso echo mano de nuestra programación didáctica, cientos de folios para cada nivel y asignatura, sonrío acordándome del sistema preventivo del fundador de los Salesianos.
Dos mil ochenta y dos palabras más o menos. No más de cinco folios según tipo de letra e interlineado. Y ahí, en el sistema preventivo de Don Bosco, está toda la magia y esencia para una educación eficaz, cooperativa, motivadora, inclusiva, personalizada, competencial… y todo eso que se dice ahora con un lenguaje farragoso en miles de páginas. Un lenguaje no cercano. Alejado de.