Cartas al Director

Un referéndum para unir a la gente

Tras el anuncio de la abdicación de Juan Carlos I la semana pasada, los pasos para hacer una sustitución desde arriba han sido dados a gran velocidad. Despedida con discurso ante los ciudadanos y ciudadanas, y luego en los lugares donde goza de apoyo (en el Pardo ante empresarios, en las Ventas, ante las Fuerzas Armadas), y este miércoles 11, el Congreso de los Diputados se reúne para aprobar, de forma casi segura, la Ley de Abdicación del Rey, que ha sido tramitada de manera urgente. Y ya se prevé la coronación de Felipe el día 18 de junio, previa aprobación (que se considera hecha también) el día 17 de junio, ¡el día inmediatamente anterior!
Muchas prisas y pocos argumentos salvo la previsión constitucional de sucesión, establecida para una sustitución en los primeros años de la democracia, justifican esta decisión, urgida en los despachos, de relevo generacional real. Los tiempos han cambiado, y sin peligros militares y en el seno de una sociedad bastante pacífica, resulta incomprensible este cambio para que nada cambie sin contar con la opinión de la gente. Y la consecuencia inevitable, es, sin duda, el crecimiento de la indignación popular.

Porque el cambio de Jefe de Estado no es una cuestión insignificante, la población debería ser consultada, dejando a los y las representantes a un lado para aupar a las y los representados, ya que diversos acontecimientos ( 15-M, reactivación de los barrios y sus asociaciones, plataformas ciudadanas, incremento de escritos y actos políticos, cambios internos en los partidos políticos que incluso derivan hacia más democracia y asamblearismo) demuestran que la sociedad ha superado la mayoría de edad política con creces y que puede autorrepresentarse en cualquier tipo de cuestión siendo responsable de sus opiniones y decisiones.

Ante el maquillaje constitucional pactista que se prevé hacer desde los representantes modificando algunas de sus partes, llega el momento de que la gente impida que le vuelvan a imponer leyes que no ha apoyado con su simple voto. Por ello es importante reivindicar estos días, desde cualquier ciudad, barrio, campo y espacio político, un referéndum, y su formato, pues ya lo podremos decidir una vez se consiga ese primer triunfo.

Con un referéndum en marcha se abrirían un sinfín de posibilidades, como: ¿cuál sería la pregunta o preguntas? ¿Sería vinculante o consultivo (lo que propone ya Izquierda Unida y lo lleva este miércoles)? ¿Qué día? ¿Cómo elegir candidato a Jefe de Estado si no sale Monarquía en el referéndum? ¿Qué poderes tendría, en ese caso, el Jefe de Estado? Con esta última, también se aclararía qué tipo de República, en caso de haberla, querríamos.

Todas estas preguntas las podemos responder la ciudadanía, si se crea presión. Da igual tu pensamiento y preferencia: lo importante es que no se imponga y se encumbre a una persona por derechos sucesorios y con privilegios económicos y estatutarios de por vida.

Para conocer la opinión, desde hace unos días, además de manifestaciones y concentraciones en favor de un referéndum, se han celebrado grandes asambleas, con muchas iniciativas de cómo plantear el referéndum y qué hacer, si definitivamente como parece en unos días tenemos ya la coronación de Felipe. Se abre un escenario dinámico, de asambleas en cada barrio y ciudad dentro de un proceso que culminaría en un referéndum desde la calle. La web www.referendumya.org actualiza las nuevas asambleas y acontecimientos que se producen en cada lugar del estado español.

Y es en estas asambleas, en estos espacios de participación popular directa que todavía conservamos, donde cada persona puede participar y decidir con ello si la jefatura se democratiza, se hace transparente y responsable ante la ciudadanía. Seas monárquico o republicano. Asambleas donde el debate respetuoso, con los métodos que nos dejó el 15-M, puede conseguir que se salven muchas diferencias entre personas, y descubrir, finalmente, que a los ciudadanos lo que nos beneficia es un referéndum, frente al apoyo de los políticos y empresarios acomodados que tan bien lo han demostrado estos días. Otra ventaja: nos dejarían en una posición de trabajo previo hecho de cara y con experiencia para preparar un intenso proceso constituyente desde abajo.

Tanto en Villena como en las demás ciudades, las asambleas velarían por garantizar un referéndum que cuenta con el máximo respaldo popular, de cara a su votación posterior. Como consecuencia, la discusión directa entre posiciones monárquicas y republicanas, si se hace mediante turnos y consenso, podría devolver parte de la unión perdida de dos Españas en torno a esta cuestión, ahora es el momento de demostrar cuánto se ha evolucionado y lo preparados que estamos para la verdadera democracia.

La única legitimidad válida de Felipe, si ha de producirse, debería ser la de cualquier representante, a través de una votación. Si no es ficticia, falseada en la tradición.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba