Una boda (china), un funeral (musulmán) y una adopción (angelical)
Entre dimes y diretes, controversias y mentiras, manipulaciones y disimulos anda el juego de la actualidad municipal. Un verdadero sainete que deja entrever la poca transparencia, la escasa credibilidad y la tendencia a la demagogia con la que se sigue manejando el equipo de gobierno.
En las últimas Fiestas del Medievo, la edil de Turismo quedó en evidencia al demostrarse con documentos oficiales que la boda china había sido una completa farsa. A pesar de los intentos de justificar lo injustificable, la verdad es que la supuesta celebración civil oficiada por la concejala Verde no tuvo ningún efecto legal. Una manera de desvirtuar la iniciativa de los vecinos del barrio.
Mercedes Menor, encima, disfrutaba entonces de una merecida baja por maternidad en sus tareas institucionales. Su participación en esta actuación teatralizada, un mero acto publicitario de apariencia jurídica, fue objeto de críticas. La respuesta de la titular de Turismo consistió en calificar de micromachismo los argumentos contrarios a su infortunada decisión.
La misma edil, ejerciendo ahora como responsable de Inmigración, pretende que nos creamos que la solicitud de un terreno para realizar enterramientos musulmanes, de la que supuestamente no se tenía constancia previa, fue presentada a instancias de un villenero que profesa esta religión. Menos mal que la petición se registró el 29 de diciembre, si no hubiera parecido toda una inocentada.
La tramitación ha levantado sospechas entre la oposición política y diversas reacciones entre la ciudadanía. Al margen de rancias salidas de tono e inaceptables alusiones xenófobas y racistas, el equipo de gobierno se alegra del requerimiento porque, según su interpretación, demuestra la convivencia entre culturas y la plena integración de la comunidad islámica. Si bien habrá que atender, en primer lugar, al interés general y la normativa sobre salud pública.
Por último, la decoración navideña de este año ha incluido un abeto artificial con fotos de perros y gatos, acogidos en el albergue de la Sociedad Protectora de Animales, dispuestos a ser adoptados. Tras la polémica surgida sobre si el eslogan era el más oportuno y su posterior añadido, la campaña Esta Navidad no compres (animales), adopta un ángel ha generado, desgraciadamente, más ruido que nueces. Aunque los adornos no colgasen de un nogal.
Según parece a simple vista, pues ni la concejala de Políticas Animalistas ni la de Comercio han informado del tema, solo se ha adoptado uno de los numerosos ejemplares expuestos. Por cierto, ¿se han hecho eco del posible fracaso los mismos blogs y redes sociales que alabaron la idea?
Me temo que el abuso de lo políticamente correcto está causando efectos contraproducentes, al enmascarar errores de bulto bajo frases grandilocuentes, populistas y demagógicas poco efectivas que suenan solo a excusas. Se pone de manifiesto una vez más la necesidad de aplicar una mayor corrección política. Es decir, la de reconocer los fallos, hacer autocrítica, reflexionar con sinceridad y rectificar. Quizá solo los reyes, no los políticos, dicen eso de lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir. Se lo preguntaremos a José Tomás, concejal de Agricultura y Medio Ambiente, que de esto sabe.