Apaga y vámonos

Una cosa menos

Todo llega en esta vida y parece ser que por fin se ha encarrilado el rollo de la Plaza de Toros (ya ni recuerdo cuántos años llevamos perdiendo el tiempo con ella) para alegría de unos, tristeza de otros y hastío de todos en general, aburridos de dar vueltas dialécticas alrededor de un edificio ruinoso que, en lo que a mí respecta, no es más que un monumento a la desidia y la inoperancia que nadie ha sabido proteger.
A expensas de que alguna resolución judicial diga lo contrario (siempre, claro está, que alguien denuncie ante un juzgado las “ilegalidades” mencionadas por la señora Lledó, aunque mucho me temo que una cosa es decirlo ante los micrófonos y otra bien destinta llevarlo a cabo…), esto ya no tiene marcha atrás, y ahora sólo falta asistir a un proceso administrativo más aburrido si cabe que lo que hemos vivido hasta ahora: publicación de bases, recepción de ofertas, apertura de plicas, adjudicación… y unas obras maravillosas que nos van a poner Villena patas arriba durante muchos meses.

De todos es sabido que al que algo quiere algo le cuesta, por lo que no seré yo quien critique el caos circulatorio que se va a montar en cuanto empiecen las obras del parking de la Avenida de la Constitución, al menos si están terminados el Vial de la Losilla y la rimbombante Circunvalación Sur, ésa de la que en febrero de 2004 se dijo que estaba pendiente de aprobación por la Consellería y en julio de 2006 nadie sabe nada de nada… O sea, que en no muchos meses el caos circulatorio puede ser gordo o gordísimo en esta Ciudad de las personas en la que habitamos. Y responsabilidad del Muy Ilustre será que sea sólo gordo. El que avisa…

Por lo demás, el verano bien, gracias. Reventado a mosquitazos cada vez que quiero tomarme algo en La Virgen, pero bien. Y también disfrutando bajo la ducha del agua fresquita y limpia de Villena mientras pueda, porque entre la que se llevan (que le quede claro, le digan lo que le digan, que no nos la roban, señora, más que nada porque no es nuestra; lo que pasa es que sus legítimos dueños la venden y ganan una pasta, y por mucha agua que llegara del Júcar, del Ebro o de la Luna seguirían esquilmando sus acuíferos, que no los “nuestros”, más que nada porque el negocio es la leche y total, son cuatro días…) y la que va a llegar, antes o después me veo duchándome con Solán de Cabras o con cerveza, que no sería todo lo malo y en peores plazas he toreado.

En cualquier caso, parece ser que las cosas, mejor o peor, van saliendo. Y que en un par de semanas se han ventilado lo del Hotel de Asociaciones y lo de la plaza, a la espera de ver ya alguna maquinita trabajando en el solar del tercer instituto y de que el juez deje un rato tranquilo a Tomás Olivo para ver si finalmente construye su dichoso centro comercial en Villena.

La guinda, claro está, la pondría la solución al problema del tren, algo que no me preocupa en absoluto porque la Plataforma va a mediar y convencer a todos para que hagan ese soterramiento integral que ya sabemos que nadie va a hacer, aunque estos muchachos parecen no haberse enterado. Aprovechando estas obras, podríamos también construir el parking del Paseo Chapí, e incluso nueve o diez aparcamientos similares, pues sólo de imaginarme la ristra de alemanes y japoneses que pueden venir a Villena a ver la Torre del Orejón pienso que nos van a faltar infraestructuras por todas partes.

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