Cartas al Director

Una de libro Guinness, colega

“Un conductor da positivo en todas las drogas en Ibiza”. Alucinante, sí. Pero de esta manera rezaba una noticia en varios diarios de tirada estatal. ¿Qué pensar? Por una parte, podría tratarse de una Inocentada a destiempo, pues los hechos relatados ocurrieron después de las uvas, en la madrugada del 1 de enero. Y por otra, pues no, puesto que en esa fecha los Santos Inocentes ya se han ido con viento fresco hasta el próximo diciembre.
Suponemos que al dársele el alto, el fenómeno de 31 tacos conducía bajo los efectos de tamaño coctel de estupefacientes poniendo en peligro la seguridad del tráfico y, todavía más abracadabrante, sin perpetrar accidente alguno. Nada, que el tío es un hacha al volante o el vehículo en cuestión se llamaba ‘Kit’ y era un coche fantástico. Incluso así la cosa no se llega a comprender.

Dejar claro que esas “todas las drogas” hace alusión a aquellas que la prueba puede detectar. Esto quiere decir, por ejemplo, que si el conductor iba por un casual esnifando pegamento, pues la prueba no lo detectaría (hale, una idea gratis).

Aunque continúe pareciendo una trola, el susodicho conductor no dio positivo en el test de alcoholemia. Si al soplar hubiese dado también positivo, el aparatico en lugar de pitar hubiese entonado “Paquito el chocolatero” (nunca mejor dicho lo de ‘chocolatero’). Continuando con la lectura se llegaba a la relación de la totalidad de drogas detectadas: opiacios (heroína y demás), cocaína, cannabis, anfetamínicos y tal. No hay que tener una inteligencia prodigiosa para deducir que también se había ‘jartao’ a pastillas de esas rojas, verdes y amarillas, como cantaba un grupo punk.

Al pegarle un vistazo no sabía si estaba leyendo el atestado policial o un extracto de la autopsia de Sid Vicious. Yo que estaba en la creencia de haber dejado el listón bien alto cuando me sacaron un 2,7 en el alcoholímetro (verídico) y llega el prenda este y me deja a la altura del betún. ¡Por Dios, qué gente!

Y como puede que vengan los del libro ese de los records, éste que lo será siempre se va no sea que lo confundan con el del volante y pague los platos rotos. Lo dicho, drogas pa’ qué, bebe tu birra. Hasta más ver, pues. ¡Au!

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