Cultura

Una espectacular Cervecena pone la guinda a los actos del aniversario de La Espuela… por ahora

Fiel a su apuesta por acercar al público los secretos de la gastronomía y la enología, Restaurante La Espuela nos brindó el jueves otra de esas veladas inolvidables de la mano de uno de sus eventos más llamativos, la Cervecena, o lo que es lo mismo, grandes cervezas del mundo comentadas y maridadas.
Lleno a rebosar el restaurante, con el equipo al completo de La Espuela dispuesto, con el patrocinio de la firma villenense Delicatessen y con la repostería, espectacular, a cargo de Pastelería Francesa, pudimos aprender y ampliar nuestros conocimientos de la mano del somelier Andrés Ramírez Pérez, profesor del Centro de Desarrollo Turístico de Alicante y con un prestigio de categoría internacional. Andrés hizo una breve introducción sobre la historia de la cerveza y explicó las diferencias entre las distintas clases de tan popular bebida –Lagger, Ale, Pils, Abadía…–, aunque lo que el público realmente deseaba era pasar a la parte práctica del asunto.

Ocho fueron las cervezas degustadas, cada una de ellas maridadas a la perfección con una propuesta gastronómica de La Espuela, siendo el resultado el habitual: el público ovacionando y la familia Camañes y su equipo obligados a saludar al respetable. El motivo, sencillo: abrió boca una Birra Moretti italiana, suave, ligera, ideal para combinar con pescados o mariscos, como las almejas gallegas cocidas con vino blanco y cerveza servidas por La Espuela. Le siguió la Samuel Adems, una riquísima cerveza norteamericana más densa, con cuerpo y espuma, que se adaptaba a la perfección a los lomos de sardina ahumados con germinados servidos para acompañarla.

La degustación prosiguió con la Belli Bock, ligera cerveza alemana, afrutada y fresca, aunque de fuerte e intenso sabor que creció acompañada por unos magníficos pimientos del piquillo rellenos de bacalao, tras la que llegó la cerveza más antigua del mundo, la Weihenstephaner, primera cerveza de Abadía y particularísima gracias a su elaboración con trigo, que fue maridada con unos miniguisantes con foie y jamón. La cerveza Sagra, de Toledo, dejó bien alto el pabellón nacional gracias a su elaboración artesanal, su intenso sabor y su imponente cuerpo, ideal para acompañar a una de las sorpresas de la noche: un genial canelón meloso de ternera con crema de verduras que hizo las delicias de todos los asistentes. La ale belga Grimbergen, ideal para todo tipo de carnes, nos dio un respiro, permitiéndonos degustar a la perfección la codorniz confitada con patatas y pimientos de padrón, que sirvieron de antesala a una de las joyas de la noche, la Trappister Rochefort nº 8, una de las únicas 7 cervezas trapenses del mundo, que dio lo mejor de sí acompañada de una magnífica tabla de quesos.

El cierre a tan perfecta noche la puso la menos típica de las cervezas catadas, la Floris Chocolat, que como su nombre indica está aromatizada con chocolate… una rareza dentro del mundo de la cerveza, pero que maridaba a la perfección con la bomba de mouse de chocolate elaborada por Pastelería Francesa y que sorprendió a todos los asistentes, que pusieron fin a la velada disfrutando de los clásicos gin-tónics de La Espuela.

Si les ha entrado el gusanillo sepan que, ante el éxito de esta iniciativa, la Cervecena 2012 tendrá réplica: el próximo jueves 19 de julio, en La Espuela, que pondrá así fin por ahora a la temporada de catas… aunque se guarda la traca final de su aniversario para el comienzo del nuevo curso. Estén atentos y no se lo pierdan, porque la guinda promete ser espectacular.

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