Una Esperanza renovada volvió a llenar las calles de Villena

Como cada tarde de domingo de Ramos, los devotos villenenses y el público en general esperan con expectación la salida a las calles de la imagen de la Virgen de la Esperanza, que acompañada por sus devotos costaleros y más de un centenar de mujeres ataviadas con la clásica mantilla española, recorre el centro de la ciudad en uno de los actos más multitudinarios y solemnes de la Semana Santa villenense.
La “Procesión de las Mantillas” se ha convertido con el transcurso de los años –y ya van 17 desde su primera aparición– en una muestra multitudinaria de solemnidad. Este acontecimiento posee unas particularidades que han enriquecido las celebraciones de la Semana Santa en nuestra ciudad. Desde que un grupo de personas pertenecientes a la Hermandad Rociera tomase la iniciativa, ha ido cundiendo el ejemplo y ya son varios los pasos trasladados a hombros que participan en nuestras procesiones, y de esta manera se le otorga más vistosidad a los desfiles y esplendor a la exteriorización popular de los sentimientos religiosos representados por la imaginería.

Importantes novedades
Además, este año ha sido renovada la talla de la Virgen, estrenándose un trabajo realizado por un imaginario cordobés y donado por un hermano de la cofradía. Asimismo, también procesionaban por primera vez la nueva diadema de la Virgen y la parihuela, que es la estructura sobre la que descansa el trono, y del mismo modo, los porteadores han llevado la imagen por primera vez “a costal”, es decir, cargando el peso de la imagen sobre la “morcilla” que descansa sobre la nuca de los portadores, que deben turnarse al no poder estar todos bajo la imagen al mismo tiempo.

En cualquier caso, y con cambios o sin ellos, siempre es un auténtico deleite ser partícipe de este acto, del esfuerzo de los costaleros, de la devoción de las señoras y señoritas y de la sonoridad de las marchas procesionales que rompen el silencio en que un público numerosísimo asiste a este entrañable acto.