Una isla virgen
A vueltas con la infrarrepresentación de Villena en los medios. Pasó, como un ciclón, el festival Leyendas del Rock, y quien les habla peinó literalmente los diarios de difusión nacional, revisó uno por uno los informativos de todas las televisiones, y salvo alguna honrosa excepción, no encontró rastro de la fiesta que tenía lugar en la capital del Alto Vinalopó. Lo peor era constatar cómo, durante esos mismos días, las cadenas de televisión no dejaron de emitir imágenes de festivales que se celebraban en otras latitudes.
Coincidiendo en el tiempo la Casa de Cultura de Villena ha acogido la 36 Semana de Cine. ¿Creen que alguien se hizo eco de ella más allá de los medios locales, comarcales, y alguno provincial? De los 70 festivales de cine que tiene inventariados el Instituto Valenciano de Cultura, el de Villena es el 2º más antiguo, solamente por detrás del Festival de Elche, que ha cumplido su edición número 40.
Pero eso no es todo. Es que la Semana de Cine de Villena es testigo de un hecho insólito. El público paga por ver películas. Más de 3.000 espectadores pasaron por taquilla en la anterior edición. Y eso, teniendo en cuenta que las entradas normales cuestan 6 euros, es una proeza. En Elche, por ejemplo, todo es gratuito. En Cinema Jove (200.000 euros de presupuesto) la asistencia total en 2017 fue de 7.000 espectadores. A precios simbólicos.
¿Saben lo que les digo? Que puede que sea mejor así. Que nadie, más allá de nuestros allegados, de nuestros pueblos vecinos, familiares y amigos, sepan de nuestros tesoros. En unos tiempos en los que tanto se habla de turismofobia, Villena es poco menos que una isla virgen, todavía por descubrir. Y eso es un lujo.