Cita con las Citas

Una luz intensa

Algún día será necesario volver a la luz. Donde siempre la Navidad. Donde siempre la vida

Habitantes sombríos, habitando en las sombras, sufriendo la oscuridad, anhelamos la luz. Una luz que nos libere de varas y yugos; luz que destruya guerras, opresiones y violencias. Isaías la vio en un recién nacido. Luz naciente, flamante.

El profeta, apreciando sus beneficios, de esta manera celebró la epifanía que fuera (Is. I 9, 1-5): El pueblo que caminaba a oscuras / vio una luz intensa, / los que habitaban un país de sombras se inundaron de luz. / Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: / gozan en tu presencia, como se goza en la siega, / como se alegran los que se reparten el botín. / Porque la vara del opresor, el yugo de sus cargas, / su bastón de mando / los trituraste como el día de Madián. / Porque la bota que pisa con estrépito / y la capa empapada en sangre / serán combustible, pasto del fuego. / Porque un niño nos ha nacido, / nos han traído un hijo: / lleva el cetro del principado y se llama "Milagro de Consejero, Guerrero divino, / Jefe perpetuo, Príncipe de la paz. Pero...

Como hijos de las sombras nos incomoda la luz. Nos molesta a pesar de los gozos que enumera y aventura la profecía. Nos incomoda porque su claridad es tanta que nos ciega descubriendo nuestras contradicciones.

Entonces, cobardes, entornamos los ojos, colocamos la mano plana sobre la frente como visera y... Y resultando imposible aplacar el tanto albor que nos pide ser bien por encima del mal, cerramos los ojos regresando a las tinieblas. Donde las botas opresoras, donde las prendas hediondas manchadas de sangre.

Algún día será necesario volver a la luz. Donde siempre la Navidad. Donde siempre la vida.

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