Una nueva sede universitaria en territorio Colache
Siempre se ha dicho que el saber no ocupa lugar. Sin embargo, los verdes pretenden ocupar un lugar con el saber. El orden de los factores altera sustancialmente el resultado, ya que de este modo el conocimiento se convierte en moneda de cambio yen excusa para evidenciar la necesidad de llenar con promesas vacías un inmueble infrautilizado. Y no me refiero, esta vez, a la piscina cubierta o la plaza de toros. Tan importante es el continente como el contenido, la planificación como la eficiencia. El alcalde declaraba hace poco tiempo que Villena en su conjunto era sede de la Universidad de Alicante. Ahora ambas se le deben haber quedado pequeñas.
La semana pasada asistimos atónitos al desembarco de los representantes de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y de su campus de Alcoy. Un acto que contó con un extraordinario despliegue de seguridad, que la portavoz del equipo de gobierno justificaba en el acatamiento de un informe policial. Lo que está claro es que, paradójicamente, la Policía Local solo asumió una orden. No creo que se dedique a preparar informes si no media una solicitud previa. Además, los ediles verdes no han sido tan escrupulosos cumpliendo las resoluciones técnicas de los funcionarios municipales cuando no han sido de su agrado. Sirva como ejemplo de caprichosa discrecionalidad el primer informe sobre la propuesta sancionadora a la empresa concesionaria del servicio de limpieza y recogida de basuras, que fue desestimado por el alcalde.
Tal vez las exigencias provenían de la institución académica y el Ayuntamiento se vio obligado a satisfacerlas, costase lo que costase, incluyendo las horas extras de los agentes del orden. Pero, ¿dónde estaba el peligro? ¿Era real o no? Sin duda, flaco favor a la imagen del barrio. Pero hay que reconocer que el edificio Colache tiene una ubicación problemática. Negarlo sería una estupidez. Por eso durante la legislatura pasada se suscitaron fuertes presiones para que no acogiera la sala de estudios y la sede de la Universidad de Alicante. Ni siquiera los vecinos del Rabal han querido usarlo como local de la asociación, pues siguen prefiriendo La Tercia. ¿Por qué? Supongo que sus razones tendrán.
El miércoles pasado hubo mucha, mucha policía, según la canción de Sabina, pero ninguna reacción estudiantil. La inauguración no parece haber despertado la atención de los villeneros y las villeneras. Una fría indiferencia ha dado la bienvenida a la nueva sede de la UPV-Campus de Alcoy, más allá de la asistencia de diversos colectivos del municipio invitados por el protocolo. Una escena que en manos del magistral Berlanga hubiera hecho mucha, mucha gracia.
Por otra parte, la portavoz del equipo de gobierno explicaba que, a día de hoy, no se ha pagado ni un euro por el convenio firmado con el centro universitario alcoyano. ¿Era una insinuación? ¿Una comparación tendenciosa? Me gustaría pensar que no. No seamos incautos, nadie regala euros por céntimos. En todo caso, el valor y la rentabilidad de la educación, la cultura y el conocimiento no se cuantifican con criterios economicistas. Nunca son un gasto, sino una inversión de interés público. Pero tampoco se puede tirar el dinero de todos y gestionarlo de manera ineficiente, favoreciendo intenciones partidistas que no responden a una demanda cierta de la población. Para medir el posible grado de ocurrencia, oportunismo e improvisación, sería muy esclarecedor saber qué fue primero, si el ofrecimiento de la UPV-Alcoy o del Ayuntamiento de Villena. A ver si vamos a estar haciendo el indio.