El veintisiete de mayo de 1964, Álvaro Cunqueiro publicaba en el Faro de Vigo un artículo titulado "Al pasar de los años". En él, haciendo balance de lo vivido afirmaba: Quiero deducir y mostrar que la vida es inmensamente rica y que el aburrimiento es una traición.
Saber inmensamente rica la vida y considerar traición el aburrimiento son actitudes inteligentes que nos invitan a no despreciar ni una pizca de las experiencias que la propia vida nos trae.
Cuando de boca de alguien nace un "me aburro" suena a puñal de Mater Dolorosa haciendo dolor –sangre– en el corazón. Porque ese "me aburro" denuncia desdén hacia las sorpresas que se nos ofrecen. Es derrota. Traición contra la vida.
Y mira que nuestro vitalista amigo, el señor José Vivancos de Orihuela, suele exclamar con frecuencia su ya famoso "¡me aburro!". Pero eso es cuando vemos ese fútbol que ya no es fútbol. Ese fútbol que se ha olvidado de chutar a la portería. Ahí yo también me aburro. Porque en fútbol no ansiar la red es como no ansiar la meta. Y no ansiar metas es como no vivir. Y no vivir, una traición. No sé si me explico.
