Fiestas

Una vocación al servicio de los villeneros

Este año 2013 las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Villena están de doble celebración. Por un lado, se cumple el 125 Aniversario de la creación del Asilo de Villena y, por otro, el 130 Aniversario de la presencia de las hermanas en nuestra localidad.
La orden, fundada por Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, se instaló en Villena el 25 de enero de 1883. Al principio las hermanas se encontraban al frente del Hospital, donde asistían a los enfermos y también a algunos ancianos aislados. Posteriormente, el día 19 de noviembre de 1888 se trasladaron a una casa, propiedad de Doña Concha Mergelina de Aynat, que fue cedida generosamente por ésta con el fin de crear un asilo de ancianos, donde las hermanas pudieran desempeñar el cometido para el que había nacido esta orden: cuidar a los ancianos pobres, enfermos y desamparados que necesitaban atención. En este sentido hay una frase de la fundadora que resume la vocación de las hermanas: “Tenemos en nuestras casas la porción escogida del Señor, que son los pobres”. Desde esta casa en Villena continúan hoy realizando su labor y aseguran estar muy satisfechas con su misión.

Actualmente en La Residencia de Nuestra Señora de las Virtudes se atiende a 22 ancianos y a 48 ancianas. La comunidad cuenta con siete hermanas, a las que se añade la labor de 19 trabajadores y dos voluntarias que acuden diariamente desde hace cerca de treinta años. La Madre Superiora, sor Ana Palmira, lleva cinco años dirigiendo y gestionando los recursos del Asilo para que las cuentas cuadren.

Tal como nos indica sor Ana, la residencia se financia “con las pensiones de los ancianos y la Providencia”. La mayoría de los ancianos reciben pensiones no contributivas, que son las más bajas en retribución económica de la seguridad social, y los gastos en calefacción, butano, comida y en los sueldos del personal son elevados. Como asegura la Madre Superiora, “si no fuera porque nos ayudan, no se podría”. Nos explica que mucha gente colabora con ellas a lo largo del año, generalmente con alimentos, lo que “al final se traduce en dinero porque no se compra”. Además, durante el día de la Ofrenda en Fiestas de Moros y Cristianos las comparsas aportan ayudas en dinero o en alimentos, un gesto que las hermanitas valoran mucho de los festeros.

Pero, ¿las comparsas realizan algún tipo de actividad con los ancianos durante las Fiestas de Septiembre? Pues sí, sor Francisca da fe de ello.

Villenera hasta la médula
La hermana sor Francisca Rodríguez Cerezo nació en Orihuela, vino a Villena cuando tenía 21, lleva 47 años en esta ciudad y se considera villenera hasta la médula. Todos los años disfruta mucho el 6 de septiembre cuando la comparsa de los Moros Nuevos acude al Asilo y la banda toca el pasodoble de “Paquito el Chocolatero”. “El día 6 de septiembre vienen aquí a las 5 de la tarde, hacen un concierto en el patio, bailan con los ancianos, cantan, y después me sacan a mí para que haga de cabo porque saben que me gusta mucho “El Chocolatero”. Además, esta comparsa nos da una limosna y pagan la cena de los ancianos de esa noche. La cena la hacemos nosotras pero el dinero lo ponen ellos”, explica sor Francisca. “Después de la fiesta cada uno de los festeros coge a un anciano y lo lleva al comedor mientras vuelve a sonar “Paquito el Chocolatero”.

Algo similar sucede el día 7 cuando las comparsas acuden “desde Santiago derechicas hasta aquí con el pasodoble ‘El Chocolatero’ y, si no lo van tocando, cuando llegan aquí lo tienen que tocar, porque a mí me gusta mucho y, por supuesto, también el pasodoble “La Morenica”.

Pese a que no pertenece a ninguna comparsa, Sor Francisca tiene bastante relación con ellas. Prueba de esto es que la comparsa de los Piratas le ha regalado hasta el momento dos placas. Una de ellas en el año 1997 reconociendo la simpatía que ha mostrado hacia ellos. La segunda fue el 18 de octubre de 2012 coincidiendo con los 50 años de su profesión de fe como religiosa.

No obstante, ella aprecia a todas las comparsas: “Vienen todas las comparsas y cada una trae lo que puede, a todas las quiero y todas me gustan”. Además, es tal la relación que se ha forjado entre Sor Francisca y alguno de los festeros que cuando pasea por la calle es capaz de identificar a qué comparsa pertenecen algunas personas con las que se encuentra. “Como vienen todos los años ya los conozco”, asegura con una sonrisa.

Según nos cuenta la hermana, ella salió de Orihuela con 14 años y fue a Valencia, allí estuvo 6 meses de postulante, a los 15 años tomó el hábito de novicia, a los 18 profesó y a los 21 realizó los votos perpetuos. Recuerda que la primera vez que vino a Villena, los estudiantes estaban en la plaza desfilando con el pasodoble ‘Paquito el Chocolatero’ y se dijo a sí misma: “Qué pueblo más amable, cómo se divierten, qué alegría hay en este pueblo”. Hoy, después de 47 años de servicio en el Asilo de Villena, asegura que cada día que pasa está más feliz y más contenta con su vocación y que nunca sintió ganas de irse.

Laura Valdés Cerdán

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba