Uno de cada cuatro jóvenes, afectados por el fracaso escolar
En general, el término fracaso escolar se aplica al alumnado y hace referencia a quienes al finalizar la escolarización obligatoria no han logrado una formación básica que les permita integrarse de forma autónoma en la sociedad o comportarse como ciudadanos/as responsables. España supera en seis puntos a la media europea en relación al bajo rendimiento académico de algunos estudiantes.
El fracaso escolar es un problema determinado por múltiples factores, como el contexto social, la familia, el funcionamiento del sistema educativo, la actitud de la administración, el trabajo de cada profesor y la disposición del propio alumno.
Las causas del fracaso escolar las podemos encontrar en tres categorías: la primera son los trastornos específicos del desarrollo (dislexia, disgrafía, discalculia, retraso psicomotriz y problemas auditivos o de visión); otra categoría corresponde a los trastornos del aprendizaje escolar, como los trastornos por déficit de atención con hiperactividad, trastorno psicopedagógico y diagnósticos depresivos, y en tercera categoría pueden haber problemas aptitudinales y de rendimiento (problemas de atención), problemas de memoria, de razonamiento verbal, de razonamiento abstracto o numérico, de sobrecarga, sobreexcitación, sobredotación ).
El medio familiar en que nace y crece un niño determina las características económicas y culturales que pueden limitar o favorecer su desarrollo personal y educativo. Muchos son los expertos que destacan como factor significativo para el rendimiento escolar el clima escolar-familiar. La actitud hacia la educación, la cultura y la escuela que los padres sean capaces de transmitir a sus hijos, ejerce una gran influencia en el proceso de la enseñanza. El absentismo escolar es síntoma de riesgo para chavales que se mueven en ambientes marginales, y en ocasiones degradados, donde los niños llegan al colegio sin capacidad para mantener la atención.
Otra de las amenazas posibles son las conductas adictivas en la adolescencia, pues supone un intento defensivo y de regulación contra determinadas deficiencias e insuficiencias, tanto de la estructura emocional como relacional. Los signos que han de dar la voz de alarma son los cambios de hábitos y conductas.
El fracaso escolar responde, en parte, a esa falta de estímulo, de esfuerzo, derivada de la cultura del hedonismo en la que vivimos, en la que se les deja hacer a los pequeños. Se intenta obligar, en lugar de motivar. Hay que incentivar la curiosidad en los chavales para potenciar el proceso de aprendizaje.
El fracaso es una respuesta a muchos estímulos que merman la capacidad de los jóvenes de interiorizar las enseñanzas
José Ramón Valdizán (Neurólogo y Neurofisiólogo)
Fdo.:Fabiola Martínez