Uno más a repartir
Con la confirmación de la vuelta a la primera línea política local de Izquierda Unida, algunas calculadoras han empezado a echar humo para intentar cuantificar el daño que esta nueva opción política supondrá en el resultado electoral de Los Verdes y el PSOE.
523 fueron los votos recibidos por IU en las municipales de 2007, aquellas en las que arrasó el Partido Popular con 12 concejales y en las que los partidos de izquierdas sufrieron un duro voto de castigo tras los cuatro años del tripartito encabezado por Vicenta Tortosa. Posiblemente, los problemas internos que vivió entonces la formación (salida de Juanjo Torres y entrada de Rosario Belda) y el hecho de haber concurrido en coalición con Los Verdes (que supieron capitalizar mejor su gestión, especialmente la de Paco Montilla), también contribuyeran a la pérdida de votos en beneficio de la formación ecologista.
No obstante, y aunque la desilusión llegara hasta el punto de no presentar candidatura en 2011 de lo que se beneficiaron en gran medida los propios Verdes, que más que doblaron su techo electoral, IU siempre ha mantenido una base fiel 1.359 votos en las elecciones generales de 2011 que volverá a votar por sus siglas, lo que puede suponer una importante merma de votos para Los Verdes y, en menor medida, para el propio PSOE. Si a ello se le suma el desencanto que en ciertos sectores de la izquierda está generando la actual coalición de gobierno, así como la posibilidad de que IU presente una candidatura atractiva, en la que se den la mano algunos clásicos de la formación con la gente joven y bien preparada que ya se deja ver por sus reuniones, tenemos un serio candidato a reclamar, en forma de uno o dos concejales, su parte del pastel del voto progresista en Villena.
En el otro lado de la balanza, copado mayoritariamente por el Partido Popular, también quedan dudas, como la composición de la propia candidatura popular, de la que algunos esperan alguna renovación que hasta el momento no se ha producido; cuantificar el voto prestado a VCD que volverá al PP tras el fiasco de la aventura de Pedrosa y Richart; el propio futuro de la formación independiente, en la que no faltarán, tras la marcha de Richart, tentativas de volver a la disciplina popular; la definitiva presencia (o no) de UPyD, que amaga pero no termina de dar el salto, o el propio factor desgaste que, como siempre, perjudicará al gobernante, y más aún cuando se trata de una coalición, en la que a medida que se aproximen las elecciones sus miembros empezarán a mirar por sus propios intereses y a desmarcarse de sus compañeros de viaje.
En definitiva, se complica el tablero político en Villena al tiempo que nos acercamos a un ejercicio definitivo del que dependerán gran parte de las opciones y expectativas electorales de unos y otros. Esto se pone interesante, y más que se va a poner, sin duda.