Abandonad toda esperanza

Vamos a necesitar una mesita de café más grande

Abandonad toda esperanza, salmo 275º
Una de las ocurrencias más antológicas (que ya es decir) de Seinfeld, que dicho sea de paso me parece la mejor comedia de situación de la historia de la televisión, fue la de convertir al simpar Kramer en famoso por un día como diseñador de un coffee table book sobre coffee table books que se convertía, al desplegar unas patas metálicas, en un coffee table book en sí mismo. Esto no es un trabalenguas sino un homenaje a esos libros preñados de ilustraciones y con muy poco texto que se colocan a la vista de todo el mundo -de ahí su nombre: "libro de mesita de café"- para que las visitas puedan escudriñarlos a gusto mientras el anfitrión presume de su buen gusto estético. Pues precisamente de algunos les hablaré hoy, si bien optaré por algunas delicatessen que no merecen pasar desapercibidas; y es que los libros de los tres museos madrileños (sí, esos que están pensando) o los de Taschen ya se venden ellos solos.

Dentro de esta categoría entraría perfectamente México ilustrado (1920-1950), que no es sino el catálogo surgido de la exposición del mismo nombre, tan lujoso como era de esperar contando con el apoyo de ministerios, cajas de ahorros, institutos y museos varios. El libro en cuestión, coordinado por el comisario Salvador Albiñana, supone un apasionante viaje por tres décadas en las que México vivió una revolución artística pareja a la política merced a su contacto con las vanguardias. Así, por sus páginas repletas de carteles e ilustraciones para libros y revistas se pasean los inevitables Diego Rivera, Siqueiros y José Guadalupe Posada, pero también Juan Larrea o el estridentista Manuel Maples Arce. Y entre las muchas sorpresas que depara su disfrute, el descubrir que en el Nueva York del crack del 29 se publicaba el Metrópolis de este último, nada menos que traducido al inglés por John Dos Passos.

Y del México de ayer al Japón de hoy: el especialista Cristian Campos reúne en La nueva ola de la ilustración japonesa más de 800 obras de un centenar de artistas, que demuestran que la estética nipona va mucho más allá del manga y el anime, de Godzilla y del J-Pop. Hojear (y ojear) este tochazo es toda una experiencia alucinógena que oscila a bandazos como un conductor borracho de un estilo barroco y recargado a la línea clara más naif, con influencias del cine, la estética blaxploitation, la cartelería hippy o los grafitis del hip-hop. Una propuesta tan bella como inquietante, y que solo una cultura tan marciana para nosotros como la japonesa nos podría brindar.

Para terminar, en este repaso por la iconografía culta y popular disponible en las librerías no podía faltar un volumen sobre la ilustración superheroica. Y nadie mejor que Jim Lee para cogernos de la mano y arrastrarnos a un mundo de nuevos dioses mitológicos vestidos con pijamas o saltos de cama de colores atrevidos: Icons ofrece una antología de su trabajo para la editorial DC, con especial atención para el sello WildStorm que él mismo se encargó de crear. En su interior veremos algunos de los mejores Superman o Batman, iconos ya del saber popular, así como textos del propio artista que convierten al libro en toda una lección para aspirantes a estrellas del dibujo. Si quieres ser el nuevo Carlos Pacheco, o mejor el nuevo Jim Lee, ya estás tardando en hacerte con él.

México ilustrado (1920-1950), La nueva ola de la ilustración japonesa y Icons están editados por RM, Norma y Planeta de Agostini Comics respectivamente.

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