Cita con las Citas

Vengo, no vuelvo

De todos los exiliados españoles, Max Aub fue el más exiliado

Max Aub, descarnada encarnación del exilio, fundamentó su principal obra literaria en esa penosa experiencia. De hecho –lo recuerda Jordi Canal en LA AVENTURA DE LA HISTORIA (agosto, 2024)– Francisco Ayala escribió sobre Aub: De todos los exiliados españoles él fue el más exiliado, el escritor que ha hecho de España, de la guerra civil y del exilio mismo, asunto principal y casi único de su creación literaria.

Desde que en enero de 1939 cruzara la frontera hacia la expatriación (Francia, Argelia, Marruecos, México), Max Aub visitaría España en dos ocasiones, 1969 y 1972. Ninguna para quedarse.

Sobre la primera, entre el veintitrés de agosto y el cuatro de noviembre, dejaría este testimonio: Vengo –digo–, no vuelvo. Es decir, vengo a dar una vuelta, a ver, a darme cuenta, y me voy. No vuelvo; volver sería quedarme. Manifestación de desarraigo al no identificarse con el país que había tenido que abandonar. Testimonio que suena a dolor, el del destierro. El de al ver, no verse. El de no saberse en esa tierra en la que uno fue y ya no es. O peor, saberse en una tierra en la que uno no puede ser. Donde resulta demasiado todo lo perdido.

En 1972, Max Aub volvió a España, regresando a México a las pocas semanas para morir el veintidós de julio. Morir en el exilio. Como tantos españoles extrañados.

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