Ver para creer
Si en realidad el tan renombrado Dios, cuando interesa acordarse de él, existe, me (o nos) gustaría saber dónde narices está en estos momentos, pues el mundo que aseguran que creó se está yendo al país ese de los excrementos.
Leyendo o viendo noticias se da cuenta uno de lo hipócritas que son algunos de los que consideran que el planeta les pertenece por tener algo que otros no tienen. Esto viene a colación de que hay países en los cuales sus habitantes se están masacrando por cosas tan ridículas que da vergüenza ajena hablar de ellas, mientras los vigilantes, autoproclamados así, hacen la vista tan gorda como sus abdominales. ¡Mira tú por donde!
Si la cosa sigue igual, peor no sé si es posible, que algún descerebrado con potestad para apretar un botón de un maletín termonuclear lo haga de una puñetera vez y nos vayamos todos a tomar por donde amargan los pepinos. Por decir algo.
Si porque una zona mundial no tenga o carezca ((lo mismo da) de los recursos necesarios para que la mal llamada Comunidad Internacional les tenga en consideración evitando esos desmanes, de los cuales son tan culpables los que los cometen como los que los consienten, hagamos lo que dijo aquel, que paren el mundo y nos bajamos.
Y como está prohibido fumar (sea lo que sea) en lugares cerrados, éste que siempre lo será se va a ver si está en otro sitio. Hasta más ver, pues. ¡Au!