Verano-Otoño-Invierno 22/23 en el Teatro Chapí
Compren entradas para el teatro, claramente más económico que otras actividades y que además nos hace salir de casa, pensar, disfrutar y relacionarnos
Está bien, si nadie da un paso adelante me apunto yo a plantear un par de recomendaciones para la próxima temporada en Villena del Teatro Chapí. En realidad, ni siquiera puedo asegurar que sean recomendaciones, ni siquiera podría asegurar que vayan a ser exactamente dos. Pero bueno, si todavía no os habéis gastado la nómina en las vacaciones estivales, o si podéis rescatar algo de dinero del colchón donde guardáis monedas de dos euros para paliar la inflación otoñal, quizás os atraiga alguna de las propuestas que nos ofrecen.
Ahora, como la gente de La Vanguardia, abro el programa del Chapí y comento según vaya viendo. Una nota de interés: aténganse, queridas personas, al método que les indico y presupongan acertadamente que es absolutamente subjetivo en el criterio. Tanto como parco voy a ser en palabras.
Me llama la atención Puños de harina, programada para el 7 de octubre, bajo la responsabilidad de Jesús Torres. Pieza reconocida por diferentes premios que en Villena se incluye dentro de las Jornadas de recuperación de la memoria histórica. Un monólogo con “reflexiones sobre el racismo, la homofobia, la violencia y la masculinidad”, algo que siempre me llama la atención, precisamente por averiguar cómo conseguirá atraer nuestra atención durante la hora y cuarto que estará en escena.
Paso algunas páginas del programa y me encuentro con La Bohème de Puccini. No tengo más que decir, pero es un lujo poder contar con ópera en directo en nuestra ciudad. Sigo pasando páginas, hay espectáculos que tampoco necesitan subrayados, y me encuentro con Aretha y los Franklin, una banda de soul y jazz con la que seguro que habréis disfrutado. Pero en la página de al lado me encuentro con Rebelión de Marea Danza, con la dirección de La Teta Calva, Xavo Giménez y María Cárdenas, presentando una adaptación, nada menos, que de Rebelión en la granja de Orwell. Pieza galardonada y familiar a la que no le quitaría el ojo de encima.
Y con estas llego a enero para encontrarme con Los secuestradores del lago Chiemsee de Alberto Iglesias dirigida por Mario Gas –emérito director que hemos podido ver como intérprete en nuestro teatro en piezas como Julio César–. Un espectáculo que me atrae por la trayectoria del director, como por tener trazas de ser teatro-teatro (siempre que ustedes no entiendan por tal cosa lo que hacía Raúl Sénder o los hermanos Álvarez Quintero).
Y hasta aquí puedo llegar. Mis disculpas, nuevamente, por la parcialidad de los comentarios. Y mi aliento a que compren ustedes entradas para el teatro, que resulta claramente más económico que otras actividades y además nos hace salir de casa, pensar, disfrutar y relacionarnos).