El próximo 22 de mayo estamos convocados a las urnas. Podemos ir a votar por una candidatura, votar en blanco o, simplemente, desentenderse de todo. Todo son opciones válidas, legítimas y responsables. Tanto me da que se proclame a los cuatro vientos que uno es apolítico, sencillamente no puede mantenerse al margen, la indiferencia es también una postura. Pues bien, en cualquier caso, debe saber que lo que se ventila es la formación de gobiernos que durante los próximos cuatro años van a llevar a la práctica sus propuestas, que se perfilan en los programas electorales. Pero no sólo eso, también modos y maneras de gobernar y hacer la oposición se ponen en juego. Hace cuatro años manifesté en un artículo parecido a éste que, si bien se juzga en las urnas al gobierno saliente, también se juzga la actitud de la oposición en su faena de fiscalización del gobernante.
En el libro de Toni Judt Algo va mal el autor dice: La participación en la forma en que se nos gobierna no sólo aumenta el sentido colectivo de responsabilidad por los actos del gobierno, sino que también contribuye a que los líderes se comporten honestamente y constituye una salvaguarda ante los excesos autoritarios. La desmovilización política es una peligrosa pendiente resbaladiza. Todo un pequeño manifiesto que debiera hacernos reflexionar sobre nuestra participación en la vida pública, sea ésta como sea. Algo así como intentar no alejarnos de lo que deciden nuestros gobernantes, con el fin de denunciar aquello que nos parezca mal. En resumen, una vuelta a la política, entendida como la preocupación por lo que sucede a nuestro alrededor más cercano, en el municipio mismo. Por eso el resultado de las elecciones es muy importante. Se trata de votar continuismo o de propiciar algo diferente. Y es con el voto como se puede lograr.
A nadie se le escapa que la última legislatura, en Villena, ha sido muy accidentada. El PP, brillante ganador por mayoría absoluta en las últimas elecciones, se rompió en mil pedazos fruto de las presiones y disputas internas. Esta circunstancia ha lastrado sobremanera el ambiente entre los concejales, asomando conatos de violencia y malas formas dentro del Pleno y fuera. Todo un cúmulo de despropósitos que ha propiciado la casi ausencia de presupuestos municipales, el uso de cuantiosos fondos a grandes obras y el nulo entendimiento entre gobierno y oposición. Ante este panorama otros grupos se postulan para remediar este desbarajuste: PSOE, VCD, II, PCdP y Los Verdes. Por tanto conviene hacer un poco de memoria de cuanto ha acontecido en Villena en estos últimos cuatro años con el fin de no tropezar en la misma piedra. No podemos admitir otro periodo con el insulto constante a la ciudadanía proyectado desde el Consistorio; hay que reconducir la situación e intentar bajar el nivel de crispación, volver a actitudes democráticas, fomentar el uso de la palabra como vehículo de razón y debate, presupuestos participativos, mayor sensibilidad con el medio ambiente, preocupación por capas menos favorecidas de la sociedad y la juventud en todo momento y no sólo vísperas de elecciones y un sinfín de cosas más que imaginamos para poder vivir algo mejor. En resumen, que aspiramos, o yo por lo menos aspiro a que me represente alguien que me oiga y que sea capaz de plegarse al razonamiento más poderoso. Y ese grupo político que yo apoyo y que confío me represente bien es Los Verdes.
Opino que en esta legislatura tanto Pachi como Cate han realizado una labor encomiable, de trabajo, de propuestas y todo ello sin exabruptos ni desprecios. Sí, votaré a Los Verdes.
