Cartas al Director

Vice City

Me imagino el gran orgullo del Muy Ilustre en cuanto a los controles policiales que se llevan acabo en Villena cada fin de semana, en numerosos puntos de la ciudad. Es muy divertido y entretenido pasar un largo rato de sábado con los amigos o la pareja pensando qué hacer esa noche, porque... con el torrente de controles resulta un reto salir a pasar un buen rato.
Hay por toda Villena, y ¡ojo!, no se te ocurra irte a cenar a Los Balcones, que a la vuelta te hacen soplar y ese vino anteriormente tan rico se convierte en tu peor pesadilla. Aunque tampoco hace falta irse fuera de Villena; te vas al restaurante chino de la (proyecto de) magnánima Plaza de Toros y a la vuelta a Santiago pssss zassssss! Si esto es mejor que el circuito de Valencia, vaya.

De todas formas voy a lo que iba: esa enorme seguridad que proyecta el Muy en los controles no digo que esté mal, no; lo que está mal es que dos calles más arriba del punto de control, estén robando a punta de navaja a un crío de 15 años y dos calles más abajo le den un tirón de bolso a una chica. Que sí, que la policía cumple con su deber, que hay que multar a quien se ha tomado 4 cañas y coge el coche porque es un peligro para él y para los demás, que la policía no puede estar en el lugar de un robo antes de que pase, pero vaya... sinceramente me toca las narices volver a casa después de un control de éstos y encontrarme a mi hermano y a sus amigos con 15 euros menos y la boca reventada por unos capullos (de la flor, de la flor) de la raza calé, una calle más arriba de un control policial.

Creo que el concepto “seguridad” no es igual para todos. Mientras unos hacen recuento de controles de alcohol y drogas a conductores, otros hacen recuento de agresiones... que se lo pregunten a los del Centro Integrado, que también tienen sus estadísticas.

Como no puedo coger el coche, me voy andando, a ver si me encuentro a esos simpáticos gitanos o no, no, los encantadores rumanos que van en su coche, paran y sin mediar palabra te pegan una paliza... la verdad es que tenemos variedad. Esto parece el Vice City. Y alguien me dirá... pero es que los gitanos, bah, ya se sabe cómo son. O el payo éste es que viene de familia desestructurada y bah, esta gente ya se sabe cómo es. Y los rumanos ni te cuento. Y cualquiera, sea de donde sea, que te robe y te agreda. Criaturicas del señor todos. Ya te comprarás otro móvil y otro bolso, y al chiquillo ya se le pasará el ojo “morao”. No se puede hacer nada, chica. C'est la vie, c'est Villena.

Pero no se confundan; sin lugar a dudas, los elementos más peligrosos de esta fauna nuestra deben ser los rockeros, o la juventud de a pie en general, ya que en el concierto (micro o macro, según para quién, aunque dejaré esta observación a gusto de cada cual) se llevó a cabo tal macro redada (y aquí seguro que todos estamos de acuerdo con el prefijo), que no puede ser sino por la elevada peligrosidad de estos individuos. ¿Será que los porros son armas de destrucción masiva?

Que tengan una buena semana.

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