Vida después del cemento
Atónita me quedé y atónita continúo después de leer las nueve propuesta que el PSOE ha presentado a cuenta de los 6.110.571 euros que parece ser van a llegar desde Madrid vía Fondo Municipal que el gobierno de la nación ha creado para activar en los posible el empleo.
Es posible que mi inocencia al creer que la política local es para el pueblo me haya situado en ese espacio diáfano e incomprensible en cuanto a sus chanchullos y decisiones, y quizá ese querer lo mejor para el mío sea el que me traicionara, porque todavía no me he recuperado del jarro de agua fría que las palabras de Carlos Beltrán supusieron para mí. Fue tal el shock que volví a leer el comunicado, y todavía incrédula y en un ejercicio de autocontrol, para mi enojo busqué en las bases de esta ayuda con la mermada esperanza de encontrar alguna explicación lógica a lo que estaba leyendo.
Busqué alguna condición que limitase única y exclusivamente el uso de este dinero a proyectos urbanísticos, rebusqué algún matiz donde se especificase con rotundidad que el sector de la construcción y sus trabajadores debían de ser los únicos depositarios de él, pero no fue así, y esta comprobación me dejó en el sentir encontrado del que no quiere creer lo que se le está mostrando. Porque yo, ciudadana de Villena, y por lo tanto número que suma a la hora de este reparto que viene dado por el total de habitantes, inmediatamente y sin ningún esfuerzo coloqué el dinerito con la siguiente e imprescindible distribución. En primer lugar, y puesto que la plaza de toros la paga Camps, y los otros 5 millones de chorrera el ayuntamiento, y puesto que según el PP está todo controlado, descarté a la primera de cambio la posibilidad de que este proyecto recibiese ni un solo euro, por lo que me quedaba íntegro el neto a recibir.
En segundo lugar, espontáneamente y sin espacio a la duda, sólo pensé en mi hija de 12 años, y en los jóvenes, y en los menos jóvenes, en aquellos que tienen que ser llevados por sus padres a Elda si quieren ir al cine, y se han convertido en los sin rumbo del fin de semana. Y también en aquellos que han tenido que hacer, por obligación del inexistente ocio y diversión, de los locales su mundo, y que pasan los fines de semana en un almacén, cochera o casa vieja viendo a los mismos de siempre, porque nuestro pueblo, ni a título municipal ni privado, salvo la excepción Salesiana, les ofrece alternativa alguna acorde a su edad. Y créanme, me sentí bien. Me sentí bien al pensar que este gordo de la lotería se podría emplear para sacarnos de esta penosa situación que sufrimos, padres y jóvenes, y que está condicionando seriamente las conductas sociales de los chic@s, que ya pagaremos mañana. Pensé en el deporte y su paupérrima situación. En definitiva, pensé en aquello que es de sangrante necesidad, de vital necesidad. Y me encontré nueve posibilidades cubiertas de cemento y hormigón, sujetas a la mejora de la circulación vial, de las aceras que transitar y a la conclusión de obras inacabadas durante la anterior legislatura en una torpe estrategia política que no mira a su pueblo, que se muere de aburrimiento los fines de semana. Porque de salir adelante, extremo harto imposible, vamos a tener aceras y rotondas, viales y calles urbanizadas para ir a la nada del entretenimiento, y que sólo nos servirán para recorrerlas en busca de la autovía que nos deje en los vecinos pueblos que sí tienen sus centros de ocios para nuestra envidia y nuestra vergüenza.