Abandonad toda esperanza

Vigilad el cielo… porque igual se cae

Abandonad toda esperanza, salmo 286º
Se acerca el final del verano, ese momento tan temido en el que Danny Zuko y Sandy Olsen se separan, Chanquete se vuelve a morir y las cadenas televisivas empiezan a pensar en ir retirando las reposiciones de saldo y en empezar a sacar el armamento pesado para la guerra de la contraprogramación. Buen ejemplo de ello es Cuatro, una cadena que siempre ha estado al tanto de lo que se cuece en la parrilla de la televisión norteamericana, y que lleva unas semanas anunciando a bombo y platillo una inminente invasión alienígena: la de Falling Skies, serie que produce Steven Spielberg, que ya no debe saber qué hacer con el dinero que le sobra y lo destina a este tipo de cosas.

Ya les aviso de que no deberían hacerse demasiadas ilusiones ni esperar gran cosa: la serie en cuestión, al menos la primera temporada que ha podido verse ya en TNT -la de aquí y la de allí-, es la enésima versión de La guerra de los mundos de H. G. Wells, con cuya adaptación radiofónica Orson Welles aterrorizó a América allá por 1938, y que el propio Spielberg ya llevó al cine hace unos años con resultados más satisfactorios que los de esta producción para la pequeña pantalla.

Y no es culpa de los actores: todos cumplen, en particular el protagonista Noah Wyle, al que recordarán especialmente los seguidores de Urgencias, que cobrará bastante menos que Tom Cruise pero que funciona como profesor de Historia reconvertido en líder de la resistencia contra el invasor sin olvidar por ello sus tareas de padre entregado. El problema de Falling Skies radica en que la sugerente premisa y el magnífico acabado de su episodio piloto se quedan en eso, y la serie no consigue superar ese listón en los nueve episodios que le siguen. Y así no hay manera.

La que sí habrán podido ver en abierto, porque ya dio el salto de TNT a Antena 3, es The Event. Otra que tal baila, aunque esta tiene más delito por haber contado con la friolera de veintidós episodios; pero ni un parón a mitad, que supongo aprovecharon para reestructurar un poco el desaguisado, consiguió evitar que este relato de extraterrestres infiltrados entre nosotros parezca no tener muy claro hacia dónde dirigirse: cada uno de los capítulos es muy entretenido, eso no se le puede negar, pero el espectador tiene la molesta sensación de que se debe a la acumulación frenética de acontecimientos más que al interés que despierta la lógica interna del relato. Eso mismo que a veces le ocurre a J. J. Abrams, el apóstol de la Nueva Televisión gracias a Alias, Perdidos o Fringe, si bien él sabe venderlo (y venderse) bastante mejor. Volviendo a The Event, confieso que todavía no he terminado de verla, pero dudo que en los pocos episodios que me quedan consiga remontar el vuelo.

Y hablando de Abrams (y de Spielberg): ya sabrán que ahora mismo está en cartel Super 8, dirigida por el primero y producida -¿ven lo que les decía de que le sobra el dinero?- por el segundo. Pero de ella ya hablaremos a la vuelta de estas pequeñas vacaciones que se merece el equipo de EPDV al completo, incluido (sobre todo) un servidor.

Falling Skies y The Event se emiten o emitirán en TNT, Cuatro y Antena 3.

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