Vila-Matas portátil
Abandonad toda esperanza, salmo 308º
Si es usted uno de esos impacientes que compra El Periódico de Villena en cuanto sale, quizá mi aviso llegue a tiempo: hoy viernes, a las ocho y cuarto de la tarde, Enrique Vila-Matas actuará en Alicante. Y ojo, que cuando digo actuará no es un gazapo: siempre que he tenido la oportunidad de escucharle, el autor de Bartleby y compañía ha ofrecido una auténtica performance. Eso sí, tranquila y sosegada, no en plan La Fura dels Baus, pero performance al fin y al cabo para los que disfrutamos de su literatura personalísima y apreciamos en ella un rasgo que a mí me parece fundamental pero sobre el que la crítica no suele llamar la atención: su desbordante y por momentos marciano sentido del humor. Quizá los presentadores que le acompañen esta tarde -José María Pozuelo Yvancos y José Belmonte- sí hayan apreciado la condición lúdica de su obra y hagan referencia a ella a lo largo del encuentro. Porque de eso se trata: del ciclo "Cada Cual: Encuentros con escritores españoles contemporáneos", por el que ya han pasado Carmen Posadas y Nativel Preciado (no me pregunten, no pude ir a ninguno) y por el que todavía se acercarán, a razón de uno cada viernes, Rafael Chirbes, Ana María Matute, Caballero Bonald y Javier Cercas. Todo ello en el auditorio de la Diputación de Alicante, en el Paseo de Campoamor. Si se animan, allí nos vemos.
He asistido ya a un par de encuentros con Enrique Vila-Matas. El primero tuvo lugar hace ya muchos años, en la Universidad de Alicante, cuando un servidor era todavía estudiante, y me vi obligado a saltarme un par de clases para poder ir. Créanme que valió la pena, y no solo por ver a la profesora encargada de presentar el acto, Carmen Alemany, realmente enfadada por la escasísima asistencia (inteligente como era y es, imagino que habría preferido que más estudiantes de letras se saltaran las clases como hice yo). Se trataba de la presentación de la recién nacida revista Letras Libres (que yo compraba fielmente cada mes) a cargo de Vila-Matas y el mexicano Juan Villoro, colega y amigo del anterior. No recuerdo nada de lo que allí se dijo, pero sí que Vila-Matas me dedicó mi ejemplar de Historia abreviada de la literatura portátil, dibujando como suele hacer en estos casos la sencilla efigie de un hombre ensombrerado, quizás un escritor bohemio, quizás un conspirador en la sombra.
Hace no mucho Vila-Matas volvió a dejarse caer por Alicante, esta vez como protagonista absoluto. Y les juro que hacía tiempo que no me reía tanto; por eso me he convertido en un roadie irredento de este autor, que como los protagonistas del libro que me dedicó se ha acabado convirtiendo en un escritor portátil, y no solo por los bolos que ofrece a lo largo y ancho del mundo, sino porque desde hace unos meses disponemos de una "Biblioteca Vila-Matas" donde se van ofreciendo regularmente libros suyos, tanto reediciones como textos inéditos, en formato de bolsillo. Edita, precisamente, DeBolsillo.
Por cierto: estos días también he leído (y mirado, porque es de mirar) Los Sandy en Waikiki, un libro sobre gente portátil ideado por Daniela Franco y donde colaboran, entre otros, Vila-Matas y Villoro. El primero se encarga de poner inquietantes pies de foto a unas diapositivas supuestamente encontradas en un mercado de pulgas (sic). El libro cuenta con una edición preciosa y en pequeño formato; esto es: otro libro portátil más del escritor portátil por antonomasia... con permiso de Robert Walser.
La "Biblioteca Vila-Matas" y Los Sandy en Waikiki están editados por DeBolsillo y RM respectivamente.