Villena, basurero de la Comunidad

Villena ha vuelto a dar buena muestra de la solidaridad de sus habitantes y sus instituciones, puesta de manifiesto en innumerables ocasiones ante las administraciones de mayor rango, que lo mismo nos eligen para suministrar agua a toda la provincia, acoger un centro penitenciario o recoger y tratar en nuestro término la basura que nadie quiere.
El párrafo anterior, que bien podría haberse escrito ayer, fue publicado en enero de 2008, cuando supimos, gracias a una denuncia de Los Verdes, de la llegada a Villena de 2.000 toneladas de residuos procedentes de Valencia, una flagrante irregularidad, puesto que la ley estipula que cada región en que se divide el llamado Plan de Zonal de Residuos elaborado por la Generalitat debe ser autosuficiente para la recogida y tratamiento de sus basuras. Para más inri, días después sabíamos que la planta de residuos de Vaersa era elegida para asumir parte de los vertidos de la Vega Baja, en principio hasta que esté construida la nueva planta de Orihuela. Lo que nadie quiere, Villena, lo acepta.
Lejos de solucionarse el problema, poco después supimos una vez más gracias a Los Verdes que de las 152.000 toneladas de basura vertidas durante 2008 en la planta de Vaersa, únicamente el 20% fueron recuperadas, enterrándose el 80% restante. Ya entonces advertimos lo que ello significaba: que la capacidad de almacenamiento del vertedero se agotaría rápidamente, por lo que sería ampliado para seguir albergando más basura, tal y como se ha puesto de manifiesto hace escasos días, cuando Vaersa confirmaba públicamente una inversión de más de 8 millones de euros en Villena para ampliar el vertedero ya existente, ese que tantos problemas de olores causa y que ha llegado a movilizar a la sociedad civil villenense, que ya ha comenzado a dar los primeros pasos para movilizarse contra esta situación.
Como ya dijimos en su día, no vamos a ser nosotros quienes rechacemos y nos opongamos a las constantes muestras de solidaridad ofrecidas por nuestra ciudad, más bien el contrario. Pero sí queremos alzar la voz para solicitar a nuestras autoridades que reclamen aquello que siempre se nos ha ofrecido como cebo para aceptar todo aquello que otros no querían: contraprestaciones, porque una cosa es ser solidario, y otra bien distinta, tonto. Y ya va siendo hora de que tanto sacrificio en defensa del interés general obtenga su recompensa en forma de inversiones, infraestructuras y servicios que favorezcan el crecimiento económico de nuestra ciudad y la mejora de la calidad de vida de todos sus habitantes.