Editorial

Villena, campeona de la solidaridad (otra vez)

Villena ha vuelto a dar buena muestra de la solidaridad de sus habitantes y sus instituciones, puesta de manifiesto en innumerables ocasiones ante las administraciones de mayor rango, que lo mismo nos eligen para suministrar agua a toda la provincia de Alicante, acoger un centro penitenciario para adultos y otro para menores o recoger y tratar en nuestro término municipal la basura de la comarca, la provincia o cualquier otro lugar por lejano que nos pille.
El párrafo anterior, que bien podría haberse escrito ayer, fue publicado en esta misma sección el pasado 10 de agosto, cuando supimos de la llegada a Villena de parte del pescado quemado en el incendio de una nave en la localidad de Albal. Dicha acción supone técnicamente una irregularidad, puesto que la ley estipula que cada región en que se divide el llamado Plan de Zonal de Residuos elaborado por la Generalitat debe ser autosuficiente para la recogida y tratamiento de sus basuras, pero Villena es solidaria y puede con eso y con más.

De hecho, la semana pasada llevábamos a nuestra portada una denuncia de Los Verdes, que alertaban de la llegada a Villena de unas 2.000 toneladas de residuos procedentes de la provincia de Valencia, sin que hasta el momento ningún responsable político del ayuntamiento de Villena haya desmentido o matizado dichas declaraciones. Y hoy, apenas siete días después, nuestra capacidad solidaria sigue asombrándonos al no desfallecer, más bien al contrario: la planta que gestiona la empresa pública Vaersa en nuestra ciudad asumirá parte de los vertidos de la Vega Baja (hasta 60.000 toneladas anuales si el “reparto” se hace a partes iguales), en principio, durante los dos próximos años, tiempo en el que está previsto construir la nueva planta de Orihuela. Lo que nadie quiere, Villena, una vez más, lo acepta.

Por todo ello, nos reiteramos en lo que ya dijimos en su día: no vamos a ser nosotros quienes rechacemos y nos opongamos a las constantes muestras de solidaridad territorial ofrecidas por nuestra ciudad, más bien el contrario. Pero sí queremos alzar la voz para solicitar a nuestras autoridades que reclamen aquello que siempre se nos ha ofrecido como “cebo” para aceptar todo aquello que otros no querían: contraprestaciones, porque una cosa es ser solidario, y otra bien distinta tonto. Como queremos ser lo primero y no lo segundo, ya va siendo hora de que tanto sacrificio en defensa del interés general obtenga su recompensa en forma de inversiones, infraestructuras y servicios que favorezcan el crecimiento económico de nuestra ciudad y la mejora de la calidad de vida de todos sus habitantes.

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