Villena, capital cultural
Villena debería ser elegida como Capital Cultural de la Comunitat Valenciana. La primera en gozar de este estatus ha sido Gandía. Por una cuestión de rotación, la próxima ciudad asignada será castellonense o alicantina. Y pocas ciudades de nuestra provincia pueden disputar este título con tantos méritos.
Villena es cultura. Primero, por patrimonio. Por un inmenso patrimonio sólo comparable al de Orihuela. Y acto seguido, por la imparable actividad que llena todos los días del calendario. La agenda cultural villenense, en relación con el número de habitantes de la ciudad, es tan abultada que se hace de todo punto imposible asistir a todo lo que se ofrece.
Villena es música. Villena es teatro y artes escénicas. Villena es arte y patrimonio. Pero Villena es además un amplio tejido de asociaciones vivas que no paran de convocar actividad a una ciudadanía siempre inquieta. Sería curioso inventariar cuántas conferencias, mesas redondas, presentaciones de libros, jornadas, cursos, congresos y charlas por ciclos temáticos se llegan a convocar en un año en Villena. Con la particularidad de que los aforos siempre están concurridos.
Las instituciones valencianas encargadas de elegir a la ciudad, a poco que tengan un poco de sensibilidad, deben caer en la cuenta. Y hacer justicia. Soy de los que pienso que Villena pertenece a la Comunidad Valenciana como podría haber sido anexionada a otra región. Pero puesto que ahí estamos, qué menos que ser reconocidos como epicentro cultural. Los 365 días del año. La capitalidad de la Cultura, amén del prestigio que aporta la marca, contribuiría a que las instituciones aportasen más presupuesto para que, durante el periodo 2018-2019, todavía se pudiesen impulsar más actividades. Villena, y sus tesoros, serían más visibles en la Comunitat. Villena, candidata, y a por todas.