Sociedad

Villena en Bici se une al Salicornio para reivindicar la Torre del Orejón

“Estamos exigiendo plazas y calles en las que jugar, pasear o realizar conciertos y que no sean privatizadas con la instalación de terrazas o aparcamientos”

Me gusta mucho ver que estamos reunidos un grupo variado de personas, en el mismo lugar donde años atrás se reunían las gentes del pueblo cada mediodía para oír el toque de campanas y ver al Orejón.

Y algunos pensareis... ¿Qué pintan las bicis aquí?  Pues es que, para nosotros, el espacio público es fundamental. Un espacio de todas y todos en el que pasear, jugar o simplemente estar y ver cómo la ciudad se manifiesta. Defendemos una ciudad tranquila, para disfrutarla a un ritmo lento, pero con un comercio local fuerte.

A veces, las instituciones hacen cambios en nombre del progreso y del bien común, pero, también es su deber, el escuchar y cumplir con las exigencias que la ciudadanía les pide. Así que desde la Asociación Villena en Bici, junto a otros muchos colectivos, estamos exigiendo plazas y calles en las que jugar, pasear o realizar conciertos y no sean privatizadas con la instalación de terrazas o plazas de aparcamiento. Exigimos un espacio público digno que nos aporte calidad de vida, accesibilidad para todos y nos ayude en el futuro incierto de Cambio Climático. Más árboles, más sombra, más infancia... en fin, más VIDA.

Y es que la Torre del Reloj, era vital para el día a día, se postuló como el referente para marcar las horas y por tanto las labores cotidianas. Era una figura de impacto en el espacio urbano: en pleno centro de poder, centro comercial y con sus 20 metros de altura.

Retrocediendo en el tiempo, a la segunda mitad de S XIX, Villena se modernizó a "piñón fijo". Llegada del ferrocarril, derribo de las murallas y ensanche de calles como medidas higiénicas, cambiaron el trazado urbano. La llegada del automóvil privado un siglo después, no hizo sino aumentar y justificar todas aquellas aberraciones, convirtiendo plazas y calles en lugares de estacionamiento y circulación de vehículos, arrinconado a los peatones a unas estrechas bandas laterales.

Recuperar La Torre del Orejón quizá nos lleve a recuperar el placer de no escuchar nada, excepto las campanadas, el piar de las aves o la risa de los niños y niñas. ¡Ay esa infancia que tanta libertad han perdido! Seguramente el Orejón, con sus desproporcionados pabellones, les oiría reírse mientras intentaban robar algo del mercado de los jueves, o mientras se bañaban en la cercana Fuente de los Burros.

Eran años en los que la calle era un lugar para estar, no solo un lugar de paso. Años en los que las plantas bajas de las casas eran las estancias más ajetreadas del hogar, y no tristes puertas de garajes.

Hoy en día, quién está en una plaza o parque (sin consumir en un bar) se le tilda de holgazán, está jubilado o no tiene nada mejor que hacer.... perdiendo así uno de los disfrutes gratuitos que todavía nos quedan.

Al igual que los autóctonos y visitantes observaban al autómata con la boca abierta... ASI nos miran a los ciclistas algunos vecinos. Sobre todo la gente que desconoce los beneficios y el placer de circular en bicicleta. Porque, como dice nuestra camiseta, se puede ir al cole en bici, y a la compra, y al trabajo, y de turismo.

Y aunque los tiempos modernos y las quejas vecinales se llevaron por delante a la Torre, y el arquitecto municipal NO vio viable su construcción en otro emplazamiento (vaya con los arquitectos en Villena), también nos trajo un invento revolucionario. ¡La bicicleta! Un artefacto de dos ruedas y con transmisión, que era más ligero que un caballo, más rápido que ir a pie, silencioso, y no necesitaba de combustible o forraje.

Además sirvió a mujeres valientes para ganar libertad, y sobre todo un invento que proporciona altas dosis de felicidad. ¿Alguien ha visto alguna vez a un ciclista con mala cara? ¡Es imposible!

La bici es sinónimo de persona activa, saludable y feliz. Hoy en día sabemos muy bien que NO hay salud, sin salud mental. Así que seamos ejemplo para jóvenes y mayores. Para terminar, ¡Qué maravilloso sería pasear en bici por la Huerta de Villena, escuchando a lo lejos los toques de campana de la Torre del Reloj!!

Por la recuperación de la Torre y su reloj,  Por una ciudad más amable e inclusiva. VIVA la Bici,  VIVA Villena y VIVA el Orejón.

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