Villena en sus manos
A escasos días de que venza la ampliación de la ampliación del ultimátum que el PSOE lanzó al alcalde a cuenta de la presencia de Juan Richart en la Junta de Gobierno y la segunda tenencia de Alcaldía, las cosas empiezan a clarificarse. Clarificarse en el sentido más inane del término, ya que cuando el alcalde anuncie su salomónica decisión los problemas no habrán hecho más que comenzar.
El lunes se celebrará, sin mayor novedad, Junta de Gobierno, a la que como hasta ahora, asistirá Juan Richart. La duda vendrá tres días después, el jueves, con la celebración del Pleno de octubre. Lo más lógico sería que Esquembre aguantara su pronunciamiento hasta pasado el Pleno, más que nada por tenerlo tranquilo, anunciando un día después, el 1 de noviembre, su decisión. Siendo festivo ese día, el anuncio podría quedar propuesto hasta el lunes 4. La otra opción, la preferida de Esquembre, sería anunciar su decisión mediada la próxima semana, y más concretamente entre la Junta de Gobierno del lunes y el Pleno del jueves.
En cualquier caso, poco va a mejorar el panorama se conozca cuando se conozca el veredicto. Si todo marcha según el guión establecido, Esquembre anunciará el final de la participación de Juan Richart en la Junta de Gobierno, al tiempo que el edil de VCD (?) será desposeído de la segunda tenencia de Alcaldía, tal y como solicitó el PSOE en agosto. Por más soluciones que haya intentado darle a esta cuestión, el alcalde ha acabado aceptando que cuatro son más que uno, y que si lo que está en juego es la estabilidad del equipo de gobierno, mejor un partido más o menos cohesionado que un concejal que, como ha quedado demostrado en repetidas ocasiones, va totalmente por libre.
Desde el momento en que Richart salga de la Junta de Gobierno, asistiremos a una nueva etapa dentro de esta legislatura, en la que las iniciativas de los gobernantes, o de la oposición, van a depender, sí o sí, del propio Richart, al que nadie puede desposeer de su acta de concejal y a la que él mismo, según ha comentado públicamente, no piensa renunciar. Más bien al contrario, a partir de ahora piensa actuar en conciencia, esto es, votando sin disciplina alguna a favor de aquello que considere beneficioso para la ciudad y en contra de aquello con lo que no esté de acuerdo. Cualquier abstención de Richart dejará las votaciones a merced del voto de calidad del alcalde, al darse un empate a 10 ediles entre gobierno y oposición. Pero cualquier voto negativo de Richart, unido a los que se le presuponen al Partido Popular, tumbará las iniciativas del tripartito (o cuatripartito o pentapartito, según donde queramos fijar el listón de la cohesión).
Boicoteado por el PP. Enfrentado al PSOE. En guerra con la mitad de VCD y enfadado con Los Verdes por haber cedido finalmente a las presiones socialistas, Juan Richart tiene en sus manos el resto de la legislatura.