Villena recupera una joya de su artesanía del siglo XVIII
Desde mayo de 2005, el villenense Vicente Prats amante de la historia local y sus vericuetos está siguiendo la pista a una pieza de artesanía que, en un principio, pensó que, por su aspecto, podía ser una réplica el famoso Orejón de Villena, cuya torre fue demolida en 1888.
José Sáez Vidal, un promotor inmobiliario de Paterna (Valencia), adquirió en su día, y posteriormente restauró, un reloj de notable antigüedad fabricado en Villena, y que además cuenta en su ornamentación con una talla de madera, una cabeza más bien grotesca cuya descripción hace a Prats atar cabos y pensar que se puede tratar de una réplica de el Orejón. Así, no es de extrañar que Prats se tomara muchas molestias en concertar una cita con José Sáez Vidal a fin de contemplar in situ el preciado reloj, lo que tuvo lugar el 21 de octubre de 2005, en una cita en Paterna a la que acudieron el propio Prats, Joaquín Navarro García y el que escribe estas líneas.
Así, comprobamos que el reloj un ejemplar de sala, no de torre no reproduce la talla del Orejón, aunque no deja de ser un objeto muy valioso: se trata de una talla similar, aunque sin tan notables apéndices auditivos, fabricado en Villena y firmado por Pedro Navarro, relojero nacido en la calle de la Tercia y de cuyo nombre se da cuenta José María Soler nos habló de ello como contribuyente en el primer padrón de impuestos de Villena, confeccionado en 1772. También sabemos, gracias a Soler, que tuvo a su cargo hasta 1784 el cuidado del reloj de Santiago, fabricado por él mismo, y que, en 1808, los electores de Santa María lo designaron como Diputado del Común en el ayuntamiento.
El reloj que tuvimos la oportunidad de ver en Paterna, al igual que muchos de los fabricados en la época, está coronado por dos autómatas que golpean la campana al dar las horas e inmediatamente debajo un mascarón que mueve los ojos con el péndulo y saca la lengua al dar las horas.
A por él
Desde entonces, Prats no ha dejado de lucha para que dicho reloj volviera a Villena, pero, por distintos motivos, ha resultado imposible que las sucesivas Corporaciones procedieran a su compra, con el objeto de pasar a formar parte de los fondos históricos municipales y pudiera ser expuesto para su disfrute por los ciudadanos. Así, y ante la imposibilidad del ayuntamiento para adquirirlo, finalmente ha sido el empresario villenense Julio Guillén el que ha comprado el reloj, cediéndolo temporalmente al ayuntamiento mediante un acuerdo que prevé la renovación de la cesión.
De este modo, y tras siete años de pesquisas y reuniones, Villena podrá disfrutar de una pieza única de su Escuela de Relojería, que vuelve a casa tras haber salido de aquí hace más de 200 años. En próximos días se espera una rueda de empresa en la que los implicados den todos los detalles de esta operación.
Nota: Descargando el archivo pdf adjunto podrán leer el reportaje que EPdV escribió en 2005 sobre este reloj y las pesquisas de Vicente Prats.